Salvador Reza

Phoenix, Aztlán

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(Donde vive el espíritu de la verdad)

En estos días de locura navideña debemos preguntarnos ¿Por qué hay tantas borracheras, muertes, balazos, en un día que supuestamente refleja la paz, la armonía, o el amor? Si le rascamos un poquito les pido que busquen en la mitología griega el nombre Dionisio, el era el Dios de la cosecha, del vino, de la borrachera, del despilfarre alrededor del cambio de estación de otoño a invierno. Después los romanos lo adoptaron y siguieron las borracheras alrededor del mismo tiempo.

La mayoría de las culturas mundiales celebran la cosecha, y lo celebran emborrachándose después de meses de trabajo especialmente cuando dependen del temporal para tener los frutos de la madre tierra.

El día de Tonantzin era un día de agradecimiento a la Madre Tierra que después los católicos lo movieron al 12 de diciembre para festejar la Guadalupana en un sincretismo religioso diseñado a utilizar, esconder, y desaparecer lo que la religión consideraba ritos paganos.

En el caso de Dionisio fue apocado y usurpado por el nacimiento del niño Jesús que dio auge a la celebración de navidad con el pesebre, las posadas y los regalos que representan los regalos que los tres reyes le trajeron al recién nacido entre las vacas y los burros.

Con la adaptación del cristianismo al Imperio Romano, la tradición se propagó por todo el mundo y aún sigue hoy en día, aunque ahora con la intromisión de un viejo panzón llamado Santa Claus que en un tiempo se decía era San Nicolás.

Sin embargo a pesar de la comercialización de la navidad con el consumismo y manipuleo de los sentimientos de los niños y los padres que en un tiempo se escondían los regalos que traía “el niño Jesús” y después lo remplazaron por Santa Claus que pasea en trineo, y por debajo de todo eso Dionisio sigue haciendo de las suyas.

Las estadísticas de concepción durante la temperada navideña son más altas que en otras estaciones del año; los muertos y los balazos también aumentan por el exceso del alcohol que nubla la razón.

El espíritu de Dionisio parece poseer al mundo entero puesto que esto sucede mundialmente y no hay país que se salve de la maldición del vino por el cual Dionisio siempre fue el dueño y señor a pesar de los intentos por reformarlos a través de la religión y las reglas de moral impuestas por los inquisidores y los puritanos.

Esta navidad cuando esté con sus amigos, familia, extraños y por echarse un trago a salud de la Navidad, recuerde que todavía el espíritu del licor que está por ingerir, es un llamado a las pasiones bajas por el cual Dionisio era reconocido.

Acá los Aztecas tenían a su Tezcatlipoca que de una manera similar destruyó el sacrificio y abstinencia de Quetzalcoatl con unas gotas de alcohol que lo convirtieron en otro ser y deshizo todo el trabajo para su pueblo en un abrir y cerrar de ojos.

Hoy en día Dionisio será responsable de deportaciones por DUI, relaciones hechas trizas por el alcohol, muertos por armas de fuego, y borrachos incoherentes que terminaran orinados en las cárceles de Estados Unidos o del mundo entero.

Como puede ver detrás de la historia hay otras historias que influye en nuestro comportamiento hoy en día.