Memorial en honor a los 3 pequeños que fueron asesinados por su propia madre.

Esta semana, un Gran Jurado del Condado de Maricopa acusó a Rachel Henry, de 22 años, de tres cargos de asesinato en primer grado, delito grave de clase 1, por la muerte de tres niños menores de 15 años, el pasado 20 de enero.

“Esta oficina está comprometida a buscar justicia en nombre de las tres jóvenes vidas perdidas en esta horrible tragedia”, declaró la fiscal del condado de Maricopa, Allister Adel.

La próxima fecha de audiencia es el martes 4 de febrero de 2020.

Rachel Henry, está acusada de  dar muerte sus tres hijos, Zane Henry, de 3 años; Miraya Henry, de 1 año y Catalaya Ríos, de 7 meses, a quienes asfixió mientras les cantaba y después los dejó a la vista como si estuvieran dormidos.

Una historia complicada

Informes policiales recientemente obtenidos del Departamento de Policía de Praga en Oklahoma arrojan nueva luz sobre el caso que conmocionó a la comunidad del Valle del Sol.

Henry se mudó al área de Phoenix desde Oklahoma en junio, pero tuvo varios contactos con la Policía durante su tiempo en la ciudad de Praga.

La policía respondió a una llamada en 2016 de que ella tenía una discusión con su madre y según el informe no quería que Rachel saliera con Pedro Ríos, el padre de sus hijos.

La relación de la pareja parecía tormentosa, pues la policía de Praga fue llamada al departamento que ella y Ríos compartieron en abril de 2017 y Henry le dijo a un oficial que ella y su novio Pedro tuvieron una discusión.

“Ella declaró que él la amenazó a ella y a su hijo de 6 meses”, según el informe.

Henry le dijo a la policía que “tomó todo su dinero” y que tenía miedo de que volviera y “rompiera las ventanas de su camioneta y lastimara a su hijo”.

Los informes policiales de Oklahoma muestran que ella peleó con el padre de los niños, Pedro Ríos, en múltiples ocasiones y estos incidentes llevaron a la policía a controlar a los niños.

Los fiscales dijeron que los hijos de Henry se los quitaron antes. Sin embargo, el Departamento de Servicios Humanos de Oklahoma se negó a revelar ningún detalle sobre cualquier contacto previo con la familia, citando las leyes estatales de privacidad.

Como parte del plan de seguridad que Henry estableció con el DHS, se suponía que ella no estaría con Ríos si iba a mantener a sus hijos, según la policía,  por lo que sus hijos fueron colocados con la abuela de Ríos durante siete días.

Seis meses después de mudarse a Phoenix, Henry se encontró cara a cara nuevamente con oficiales de policía, esta vez confesando haber sofocado a sus tres hijos hasta la muerte.

Habla la familia

Pearl Rebolledo, la tía abuela de los tres niños que fueron asesinados por su madre Rachel Henry, dijo que ella era adicta a la metanfetamina y que estaba actuando de manera extraña en los días previos al presunto asesinato; la familia, desde entonces, se fue a Oklahoma, donde celebrarán un funeral para los tres niños.

Rebolledo dijo que mientras intentaba planeaban el funeral, comenzó a recibir llamadas telefónicas de Rachel Henry, desde la Cárcel Estrella del Condado Maricopa.

Sin embargo Pearl Rebolledo dijo que sería mejor no hablar nunca más con Rachel Henry “por mi propia cordura”.

Se hizo un memorial de velas, fotos, juguetes y globos afuera de la casa del sur de Phoenix.

Rebolledo dijo que estaba llevando tres animales de peluche, uno para cada uno de los tres niños, con ellos a Oklahoma para enterrarlos. Rebolledo dijo que apreciaba la muestra de apoyo de la comunidad local.

La familia ha creado una página de Gofundme para ayudar con los costos de sepultura de los niños.