Mientras ocurren más masacres en lugares públicos de los Estados Unidos cobrando más vidas, se acentúa la controversia política y social sobre el origen de esos hechos violentos e irracionales.
El incidente más reciente en Dallas, en el que murieron 9 personas incluyendo al tirador, es uno de al menos 199 tiroteos masivos este año con cuatro o más personas baleadas, excluyendo al hombre armado, según Gun Violence Archive.
En todas las esferas políticos rivales se culpan unos a otros; el desacuerdo también es marcado entre el sector ciudadano que exige mayor control de las armas de fuego y aquellos que defienden la libertad de poseerlas para defender su vida y sus propiedades ante los delincuentes.
Pero la Psicóloga Liz Fontes hace sus propios señalamientos como experta en salud mental y comportamiento humano, advirtiendo que hay un factor decisivo que causa esos actos salvajes.
Dice la especialista en entrevista con PRENSA ARIZONA: “La falta de acogimiento e integración de los niños en el seno familiar, lleva a estos a reaccionar tarde o temprano; dicha reacción es destruir casi siempre a otros, aunque esto implique privarlos de la vida”.
Para sustentar su postura, Fontes citó este proverbio: “Un niño que no es abrazado por el pueblo lo quemará para sentir su calor”.
Puntualizó la entrevistada: “Un niño perdido y abandonado por su comunidad, la destruirá para reclamar la atención y la conexión que necesita”.
La especialista en consejería familiar y en particular a adolescentes, hizo un llamado a los padres y todos los miembros de las familias, maestros y líderes espirituales, así como a los que tienen a su cargo la salud pública mental, a asumir su papel con mayor responsabilidad.
“Tenemos todos que retomar nuestro papel, nuestros valores cada cual en su entorno; dedicar tiempo y cariño a los niños y adolescentes, porque si no lo tienen en el núcleo familiar, buscarán atención en otro lado y posiblemente con personas equivocadas”, aseveró Fontes.
Recalcó que la falta de integración y acogida en su familia y en su escuela, y hasta en su iglesia, puede orillar a los muchachos a la rebeldía y adoptar la salida de la destrucción con violencia.
A su juicio, este factor ha estado presente en los tiroteos registrados en el país estos años, que han sembrado el terror en supermercados, escuelas, hospitales y otros lugares que normalmente se consideran seguros.