Los estudiantes extranjeros de la Universidad de Harvard, el nuevo blanco de las políticas migratorias de la administración Trump. CORTESIA: University of Harvard / Facebook
Pide Trump a Corte Suprema bloquear órdenes judiciales; aumentan restricciones
La administración del presidente Donald Trump ha solicitado a la Corte Suprema bloquear una orden judicial que permite a migrantes impugnar deportaciones a Sudán del Sur, en un nuevo capítulo de su ofensiva contra fallos que califica de “injerencia judicial”.
El recurso, busca anular una decisión del juez Brian E. Murphy en Boston, quien determinó que el gobierno violó “indiscutiblemente” una orden previa al deportar a seis migrantes sin permitirles objetar su envío a un tercer país donde enfrentarían peligro.
El conflicto surge tras un vuelo de deportación que incluía a personas con antecedentes penales cuyos países de origen, entre ellos Sudán del Sur, rechazaron recibirlos.
El juez Murphy acusó al gobierno de “manufacturar el caos que ahora denuncia” al acelerar deportaciones pese a advertencias logísticas, y señaló que las audiencias en el extranjero son “más complejas de lo previsto” 14. La administración insiste en que estos individuos son “criminales monstruosos” que agotaron sus recursos legales, según declaró Tricia McLaughlin, portavoz del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés).
Esta medida se suma a una serie de acciones que consolidan la agenda antiinmigrante de Trump:
Visas estudiantiles en pausa: Por orden del secretario de Estado Marco Rubio, embajadas y consulados suspendieron nuevas entrevistas para visas F, M y J, mientras evalúan exigir revisión de redes sociales a postulantes. Las citas ya programadas continúan, pero expertos anticipan retrasos masivos.
Prohibición a Harvard: La Universidad de Harvard perdió temporalmente su certificación para matricular estudiantes extranjeros tras acusaciones de “antisemitismo” y colaboración con el Partido Comunista Chino, según el DHS. Una jueza federal bloqueó la medida, pero el caso sigue en litigio.
Artistas vetados: Figuras como Julión Álvarez y Lorenzo de Monteclaro enfrentaron cancelación de visas de trabajo, en lo que activistas llaman “limpieza cultural”.
Redes sociales bajo escrutinio
La posible exigencia de auditorías digitales a estudiantes extranjeros marca un precedente. Según un cable diplomático filtrado, el gobierno busca identificar “amenazas ideológicas”, vinculando la migración académica con el “antisemitismo” en campus.
Esta política ya afecta a turistas, sometidos a interrogatorios sobre publicaciones en plataformas como X o Facebook al ingresar a Estados Unidos, pero incluso críticas o memes de Donald Trump pueden ser causales de revocación.
Mientras Trump tilda a los jueces de “fuera de control” en Truth Social, abogados como Jonathan Ryan denuncian que el gobierno selecciona casos con antecedentes penales para “evadir órdenes judiciales y erosionar derechos constitucionales”.
La paradoja es evidente: aunque el DHS alega que ningún país acepta a estos migrantes por sus crímenes, Estados Unidos intenta deportarlos a naciones inestables como Sudán del Sur, donde podrían sufrir persecución.
Con la Corte Suprema decidiendo si interviene, el fallo podría redefinir el alcance de las injerencias judiciales en políticas migratorias, mientras, miles de estudiantes —incluidos 6,793 en Harvard— viven en incertidumbre y artistas ven cerradas puertas a carreras internacionales.
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Como resume un estudiante sueco en Harvard: “Nos usan como fichas en una batalla política. Sin nosotros, esta universidad no sería la misma”.
En un giro irónico, las mismas redes sociales que el gobierno escruta son ahora tribuna de protestas globales.
Mientras Trump insiste en su narrativa de “seguridad nacional”, la comunidad internacional observa cómo Estados Unidos, otrora faro de libertades, redefine sus fronteras entre el miedo y la exclusión.