La crisis en educación se agrava porque Arizona ocupa el puesto 50 en apoyo estatal a escuelas públicas, haciendo que los fondos federales sean un salvavidas insustituible. Foto: Cortesía /
Alexis Aguirre, especialista en lenguaje del Distrito Escolar Osborn, alzó su voz en una conferencia con el senador Mark Kelly para alertar sobre el impacto catastrófico de los recortes federales.
“El primero de julio congelaron fondos para escuelas públicas”, declaró, describiendo cómo Arizona, ya último lugar nacional en financiamiento educativo, enfrenta una emergencia sin precedentes, estos recursos eran vitales para estudiantes que aprenden inglés como segundo idioma, financiando personal, currículo e intervenciones críticas.
La congelación llega en el peor momento posible pues programas de verano y actividades extracurriculares fueron suspendidos abruptamente a solo dos semanas del inicio de clases.
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“No tenemos tiempo para pausas”, advirtió Aguirre, destacando la paradoja de que los estudiantes deberán seguir presentando pruebas estatales anuales de inglés sin los recursos necesarios para prepararse.
Esta crisis se agrava porque Arizona ocupa el puesto 50 en apoyo estatal a escuelas públicas, haciendo que los fondos federales sean un salvavidas insustituible.
El Distrito Osborn atiende a una comunidad excepcionalmente vulnerable: niños de 15 naciones tribales, refugiados de 40 países que hablan más de 20 idiomas, estudiantes en asentamientos informales y menores sin hogar, para muchos, la escuela es su único acceso a necesidades básicas.
“Muchos dependen del desayuno y almuerzo escolar. Sin esos recursos, no pueden enfocarse en aprender”, explicó Aguirre.
Los recortes a Medicaid y SNAP profundizan este drama, ya que los estudiantes pierden acceso a atención médica y apoyo nutricional esencial.
La tormenta se intensificará con el “Big Beautiful Bill” y Aguirre alertó que sus recortes adicionales afectarán “educación, salud y alimentación juntos”, creando un efecto dominó devastador.
Mencionó cómo la falta de trabajadoras sociales y recursos extras impacta a niños que llegan a la escuela sin lo mínimo indispensable, comprometiendo su capacidad de aprendizaje.
Frente a este escenario, Aguirre hizo un llamado urgente a la acción comunitaria. “Hablen con quienes tienen poder. Cuenten sus historias: las esperanzas que tienen para sus hijos”, instó a las familias.
Recordó el caso de la escuela Encanto, donde “más del doble de niños pasó las pruebas de inglés” cuando contaron con recursos adecuados, demostrando que la inversión funciona.
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“Necesitamos cambiar cómo piensan y cómo votan los legisladores”, enfatizó, pidiendo presión política para revertir los recortes.
Dirigiéndose a los padres, Aguirre ofreció un juramento: “Estamos con ustedes. Amamos a cada estudiante como a nuestros hijos. Nuestras escuelas son lugares seguros y haremos TODO lo posible para protegerlos”.
Reafirmó que, pese a trabajar “con el mínimo de recursos”, los educadores mantienen su compromiso inquebrantable. “Tomamos con seriedad su esperanza de una vida mejor”, aseguró, reconociendo que cada familia confía en la escuela para brindar un futuro digno a sus hijos.
Mientras Arizona se prepara para más recortes en 2026, el testimonio de Aguirre revela una verdad incómoda: desfinanciar la educación es dinamitar el futuro de los más vulnerables.