La recta final arranca en casa, cuando los D-backs reciban a los Boston Red Sox del 5 al 7 de septiembre en el Chase Field. Foto: Cortesía / @dbacks
Los Arizona Diamondbacks se meten de lleno al último tramo de la temporada regular 2025 con una misión casi imposible: remontar seis juegos de desventaja en la lucha por el último boleto de Wild Card de la Liga Nacional. Con marca de 68 triunfos y 70 derrotas al cierre de edición, el equipo de Torey Lovullo afronta septiembre con la obligación de cerrar fuerte, aunque el panorama luce cuesta arriba.
La recta final arranca en casa, cuando los D-backs reciban a los Boston Red Sox del 5 al 7 de septiembre en el Chase Field. Después, la novena viajará a la Bahía para enfrentar a los San Francisco Giants del 8 al 10, y más adelante visitarán a los Minnesota Twins del 12 al 14, una gira que pondrá a prueba no solo el pitcheo, sino también la capacidad del plantel de seguir peleando pese a las adversidades.
Lo más sorprendente es que en medio de la frustración, Torey Lovullo luce más firme que nunca. Después de un inicio flojo, en el que se le cuestionó por decisiones polémicas y una plantilla poco conectada, el manager ha conseguido que sus muchachos no bajen los brazos.
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Lo que parecía un ciclo agotado ahora se ha convertido en un argumento a su favor: si logra cerrar con dignidad, Lovullo podría llegar a 2026 como el piloto que complete 10 años al frente del club, algo que apenas 118 managers en la historia de Grandes Ligas han conseguido.
Con la expansión de rosters a 28 peloteros, los D-backs recibieron un par de caras conocidas:
- Ryan Thompson, relevista que regresa de una lesión en el hombro después de haber hilado siete salidas sin permitir carrera antes de caer en la lista de lesionados.
- Jorge Barrosa, jardinero que vuelve de Triple-A Reno, donde presume .294 de promedio, siete cuadrangulares y diez robos de base. Aunque sus números en MLB son discretos (.111 en 36 turnos), su defensa y velocidad podrían ser útiles en la recta final.
Un equipo que no se rinde
La realidad es dura: los D-backs no dependen solo de ellos mismos y necesitan una racha casi perfecta para soñar con octubre. Pero si algo han mostrado en esta extraña temporada es que, aun con bajas, errores y altibajos, no han dejado de pelear.
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La serie dividida frente a los poderosos Milwaukee Brewers en su propia casa es prueba de ello: los de Arizona todavía tienen orgullo y, aunque la esperanza sea mínima, piensan dar batalla hasta el último out.
Lo que viene: Septiembre será definitivo. Boston, San Francisco y Minnesota serán solo los primeros obstáculos de un cierre de calendario que pondrá a prueba el carácter de un equipo que busca cerrar con dignidad y quizá, con un milagro de último minuto.
