Votan a favor de poner fin a la recomendación universal de la vacuna contra la Hepatitis B al nacer en Estados Unidos. Foto: Cortesía / Freepik
Un comité asesor de vacunas remodelado por el secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., votó a favor de poner fin a la recomendación universal de la vacuna contra la hepatitis B al nacer; la decisión, tomada por ocho votos contra tres, modifica una política de salud pública vigente desde 1991.
El nuevo criterio mantiene la dosis solo para bebés cuyas madres den positivo o tengan un estatus desconocido de la infección; para los hijos de madres con prueba negativa, se sugiere posponer la vacunación hasta, al menos, los dos meses de edad.
“Esto tiene un gran potencial de causar daño”, advirtió el miembro del comité Joseph Hibbeln tras votar en contra del cambio.
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La reunión reveló la profunda transformación que Kennedy ha impuesto en el influyente Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización; el secretario despidió a todos sus miembros anteriores y nombró a nuevos, muchos de los cuales comparten su escepticismo sobre las vacunas.
Desde entonces, el panel ha abandonado muchas de sus prácticas tradicionales para evaluar cambios y ha invitado a testimonios de activistas del movimiento antivacunas.
“Una diversidad de puntos de vista es buena para una discusión científica sólida”, dijo el portavoz del Departamento de Salud, Andrew Nixon.
Las presentaciones clave a favor de eliminar la dosis universal estuvieron a cargo de Cynthia Nevison, una investigadora climática, y Mark Blaxill, un activista antivacunas; ninguno es médico y sus exposiciones no fueron revisadas por expertos en la materia de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, según un funcionario de la agencia.
En contraste, expertos científicos de carrera no presentaron datos sobre la vacuna antes de la votación. “Esta es una reunión completamente inapropiada”, criticó Jason Goldman, enlace del Colegio Americano de Médicos, calificando el proceso como “teatro político”.
La discusión técnica giró en torno a la necesidad de la dosis al nacer en un país con un sistema de salud fragmentado; los proponentes del cambio argumentaron que la política estadounidense está desalineada con Europa, donde pocos países la recomiendan debido al bajo riesgo de transmisión.
Sin embargo, expertos en salud pública estadounidenses advierten que no se pueden comparar los sistemas; Estados Unidos adoptó la inmunización universal infantil después de que un enfoque basado en el riesgo en la década de 1980 no lograra reducir significativamente la transmisión de la enfermedad.
Los críticos dentro y fuera del comité enfatizaron la eficacia probada de la vacuna; la recomendación coincidió con una reducción del 98% en los casos de hepatitis B en niños desde 1990. “Hay evidencia de beneficio… y no hay evidencia de daño”, declaró CodyMeissner, profesor de pediatría en Dartmouth y el único miembro que sirvió en el panel antes de la remodelación de Kennedy.
Meissner, quien votó en contra, cuestionó las afirmaciones de Blaxill sobre presuntos eventos adversos, señalando que los acuerdos del fondo de compensación por lesiones vacunales no prueban causalidad.
La falta de claridad procedural también marcó la reunión; los miembros expresaron confusión después de un cambio de último minuto sobre el objeto de la votación.
Además, una experta externa que formaba parte del grupo de trabajo sobre hepatitis B renunció abruptamente antes de la reunión, citando que no había podido revisar los materiales preparados.
“Personalmente no me siento cómoda”, escribió Amy Tang en su correo de renuncia.
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El cambio tendrá que ser respaldado por los CDC para entrar en vigor y no se espera que afecte la cobertura del seguro; sin embargo, representa un triunfo significativo para el movimiento antivacunas y un giro radical en la orientación de una agencia federal clave.
Para los detractores, la decisión prioriza el escepticismo sobre la ciencia establecida; para los proponentes, es un paso hacia una mayor libertad individual en las decisiones de salud, el resultado final de este debate podría tener repercusiones profundas en la salud pública de la nación.
