Entre otras cosas, confirmó que las persecuciones judiciales contra rivales políticos son en parte un “ajuste de cuentas” por parte de Donald Trump. Foto: Cortesía / The White House
Las declaraciones de Susie Wiles, jefa de gabinete de la Casa Blanca, han destapado públicamente las tensiones internas de la administración Trump, en una serie de entrevistas con Vanity Fair, Wiles ofreció evaluaciones punzantes sobre el presidente y su equipo.
Entre otras cosas, confirmó que las persecuciones judiciales contra rivales políticos son en parte un “ajuste de cuentas”, tras un “acuerdo vago” con Trump para detenerlo después de noventa días, el cual no se cumplió.
Wiles describió al presidente Trump con una personalidad comparable a la de “un alcohólico” y criticó abiertamente a varios colegas: calificó al vicepresidente JD Vance de “teórico de la conspiración” durante una década, y su transformación en aliado como un acto “más bien político” por ambición.
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También tildó al director de presupuesto, Russell T. Vought, de “un fanático de derecha absoluto”, y afirmó que la fiscal general Pam Bondi “falló por completo” en el manejo inicial de los archivos de Jeffrey Epstein.
Sobre el magnate Elon Musk, comentó que es “un usuario declarado de ketamina” y “un pato muy, muy extraño” cuyas acciones no siempre son racionales.
Estas crónicas internas llegan en un momento de gran turbulencia para el gabinete de Trump, donde circulan rumores persistentes sobre despidos o renuncias forzadas.
Según informes, el presidente estaría considerando “deshacerse” de la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, posiblemente reemplazándola con el gobernador de Virginia, Glenn Youngkin.
A Noem se le acusa de un liderazgo frustrante y de haber contratado al “explosivo” asesor Corey Lewandowski, lo que ha generado rumores de que podría estar “a punto de ser destituida”.
En el Pentágono, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, también enfrenta un futuro incierto y la Casa Blanca habría iniciado el proceso para buscar un nuevo líder que lo reemplace.
Hegseth está inmerso en controversias por compartir detalles operativos militares clasificados en chats de mensajería privados, lo que generó preocupaciones sobre seguridad nacional pero también por el supuesto asesinato de dos sobrevivientes de un ataque en el mar del caribe.
Los rumores también alcanzan al director del FBI, Kash Patel; medios informaron que Trump evaluaba su destitución, lo que llevó a la Casa Blanca a emitir una enérgica negativa.
La secretaria de prensa, Karoline Leavitt, desmintió la historia en la red social X, afirmando que el presidente se rió del titular y calificó la información como “completamente falsa”.
Frente al escándalo, el vicepresidente JD Vance salió en defensa de Wiles, destacando su lealtad inquebrantable al presidente: “Nunca la he visto ser desleal al presidente de Estados Unidos, y eso la convierte en la mejor jefa de gabinete que el presidente podría pedir”, declaró Vance.
Por su parte, Wiles atacó el artículo de Vanity Fair, tachándolo de “pieza de difamación” malintencionada que omite contexto para pintar una narrativa caótica.
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Las revelaciones de Wiles, sumadas a los persistentes rumores de purga en el gabinete, exponen una administración que lucha por proyectar unidad mientras lidia con divisiones internas, desacuerdos de política y lealtades puestas a prueba.
Este episodio subraya la dificultad de Trump para silenciar las críticas internas, incluso de su círculo más íntimo, en un año crucial para su segundo mandato y la estabilidad del gobierno parece más frágil que nunca.











