Lo que comenzó como una promesa de expulsar del país a “lo peor de lo peor”, terminó con una ‘cacería’ de personas inmigrantes, criminales o no, ilegales o no. Foto: Cortesía / ICE Flikr
El gobierno de Donald Trump presume en grande el número 605 mil deportaciones en su primer año de regreso al gobierno de Estados Unidos. Este anuncio es celebrado por sus seguidores y simpatizantes. Sin embargo, detrás de esa cifra hay miles de familias que pasarán Navidad lejos de sus seres queridos.
Lo que comenzó como una promesa de expulsar del país a “lo peor de lo peor”, terminó con una ‘cacería’ de personas inmigrantes, criminales o no, ilegales o no, debido a que también se han detenido a ciudadanos estadounidenses solo por su color de piel, su acento o su oficio.
Los operativos migratorios han inundado las calles de las ciudades del país, para detener a cualquiera que parezca inmigrante, sin importar si están limpiando las mesas de un restaurante, lavando los carros en un autolavado o colocando techos en los sitios de construcción. Todos son arrojados al piso y esposados.
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Esos padres, esas madres, hermanos, primos que fueron arrestados y se encuentran en los centros de detención, o si bien les va, deportados a su país de origen, son los asientos que estarán vacíos en la mesa en esta Navidad y Año Nuevo, tradiciones profundamente arraigadas en la comunidad latina.
Yari, una de miles separada de su familia
Arabella Rodríguez Márquez, conocida por amigos y familiares como “Yari”, se encuentra privada de su libertad en el centro de detención de Eloy, desde febrero de este año.
Yari es originaria de México y había vivido en Phoenix desde hace 20 años. Se convirtió en residente legal cuando contrajo matrimonio con su pareja Sonia Almaraz.
Sin embargo, a pesar de que su estatus era legal, ambas fueron detenidas en la frontera de Nogales, Arizona, cuando regresaban de un viaje a México.
Su esposa ha relatado las dificultades de no tenerla a su lado y ver cómo se deteriora cada día su salud, ya que padece de Leucemia Linfática Crónica y corre grave peligro de muerte.
Al momento de su detención, la enfermedad de Yari estaba controlada y se mantenía estable, sin embargo, en el centro de detención, Sonia asegura que no cuenta con atención médica adecuada y ha perdido más de 50 libras.

“Nunca me imaginé que estando legalmente en este país fuéramos a pasar por algo como esto”, lamentó Sonia con lágrimas en los ojos en una de las ruedas de prensas organizadas para exigir la liberación de Yari y una atención médica adecuada.
Yari se encuentra en un proceso de deportación y en su más reciente audiencia le negaron la libertad bajo palabra, por lo que sigue atrapada en ese lugar.
Sonia, su esposa, tendrá una silla vacía en su comedor esta Navidad, así como miles de familias que han sufrido la deportación o detención de uno de sus miembros.
El impacto de las deportaciones
Un reporte publicado con la organización Children’s Equity Project (Proyecto de Equidad Infantil) analizó las consecuencias que tienen la deportación y la separación familiar en el bienestar de las y los niños.
Los autores detallan cómo estas experiencias actúan como experiencias infantiles adversas, provocando traumas de salud mental, estrés tóxico y daños permanentes en el vínculo de apego con sus padres.
Además del impacto emocional, el texto destaca la inestabilidad económica severa que sufren los hogares, manifestándose en inseguridad alimentaria y de vivienda.
En el ámbito escolar, estas políticas resultan en un bajo desempeño académico, ausentismo crónico y un mayor riesgo de deserción educativa.
Además, persiste el factor del miedo constante a los operativos migratorios, que ya les causaron un daño emocional.
“No se fueron solo por los criminales”
Para el activista Salvador Reza, de Comités de Defensa del Barrio, la administración de Donald Trump no se fue por ‘lo peor de lo peor’, sino que también detiene a inmigrantes que solo buscan trabajar lograr una mejor vida.
“La mayoría de las personas detenidas y deportadas son personas trabajadoras, y solo un pequeño porcentaje es criminal”, lamentó.

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Además, envió un mensaje de fuerza y resiliencia a la comunidad inmigrante en estos días festivos, con el fin de que no pierdan la esperanza de que las cosas mejorarán.
“Que tengan mucha fuerza y esperanza, si hemos logrado vencer a Arpaio, lograremos vencer esto. También tenemos que unir fuerzas entre la comunidad y organizarnos”, concluyó.












