Estos ataques se enmarcan en la feroz polémica por el renombramiento del Centro Kennedy; su junta directiva, designada por Trump, votó para añadir el nombre del presidente, llamándolo “El Centro Conmemorativo de Artes Escénicas Donald J. Trump y John F. Kennedy”. CORTESIA: The Kennedy Center / Facebook
Polémica del Centro Kennedy se encona tras el fallecimiento de Tatiana Schlossberg
El presidente Donald Trump atacó a la familia Kennedy en Truth Social el martes, apenas horas después de que se anunciara el fallecimiento de Tatiana Schlossberg, nieta de John F. Kennedy.
La periodista ambiental murió a los 35 años tras una batalla contra la leucemia, diagnosticada después del nacimiento de su hija en 2024 y mientras la familia y figuras como su prima Maria Shriver expresaban su dolor, Trump compartía publicaciones de seguidores que acusaban a los Kennedy de descuidar el centro que lleva su nombre.
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Estos ataques se enmarcan en la feroz polémica por el renombramiento del Centro Kennedy; su junta directiva, designada por Trump, votó para añadir el nombre del presidente, llamándolo “El Centro Conmemorativo de Artes Escénicas Donald J. Trump y John F. Kennedy”.
La nueva señalización se instaló en el edificio al día siguiente, un acto que muchos consideran una afrenta a la memoria del presidente asesinado en 1963.
Miembros de la familia Kennedy y expertos legales argumentan que este cambio es ilegal, pues el centro fue designado por una ley del Congreso como un memorial vivo para JFK.
La decisión desencadenó una ola inmediata de cancelaciones por parte de destacados artistas; el grupo de jazz The Cookers canceló sus conciertos de Año Nuevo, afirmando que el jazz nace “de la lucha y de una insistencia incansable en la libertad”.
La compañía de danza Doug Varone and Dancers anuló sus funciones de abril, argumentando que no podían “pedirle a nuestro público que pise esta institución que alguna vez fue grandiosa”.
La cantante folk Kristy Lee también canceló su show, cuestionando el renombramiento de la historia “para el ego de alguien”.
Richard Grenell, presidente del centro designado por Trump, calificó las cancelaciones como “una forma de síndrome de desvarío”; argumentó que los artistas fueron contratados por “la anterior dirigencia de extrema izquierda” y que sus acciones prueban una motivación política.
Grenell amenazó con demandar al músico Chuck Redd, quien canceló el concierto de Nochebuena, por un millón de dólares en daños.
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Esta confrontación refleja la profunda división que el cambio de nombre ha generado en la comunidad artística nacional.
La crisis del Centro Kennedy une una tragedia familiar con una batalla cultural; el ataque de Trump durante el duelo por Tatiana Schlossberg intensificó la polémica en torno a un renombramiento que muchos ven como un acto de apropiación política.
Con artistas abandonando el escenario y cuestionamientos sobre su legalidad, el futuro de esta institución emblemática como espacio artístico apolítico y unificador parece más incierto que nunca.












