El director de UnidosUS en Arizona, Enrique Davis Mazlum, habla sobre el doble estándar que considera incluye el ‘Big Beautiful Bill’ del presidente Trump. Foto: Cortesía /
El “One Big Beautiful Bill”, promocionado como un triunfo para trabajadores, esconde una asimetría peligrosa según Enrique Davis Mazlum, director de UnidosUS en Arizona y tras una conferencia con el senador Mark Kelly, Mazlum advirtió:
“Veremos algunos efectos positivos temporales por uno o dos años, pero los impactos negativos son permanentes”.
Y es que esta ley, firmada por Donald Trump, ofrece beneficios inmediatos con fecha de caducidad mientras consolida recortes sociales irreversibles y privilegios eternos para los más ricos.
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Los supuestos alivios para trabajadores muestran limitaciones estructurales. La exención de impuestos sobre propinas solo aplica si superan $40,000 anuales, umbral inalcanzable para el 99% de meseros y repartidores en Arizona.
Según Mazlum, “suenan bonitos, pero en la práctica no ayudan a nuestra comunidad” y además, estos beneficios expirarán en 2028, junto con la eliminación temporal de impuestos por horas extras.
En contraste, empresas como Walmart ya anuncian recortes salariales para compensar costos.
Mientras los espejismos temporales dominan el discurso oficial, el desmantelamiento social avanza sin retorno y los recortes permanentes a Medicaid (AHCCCS) dejarán sin seguro a 300,000 arizonenses.
La reducción de SNAP eliminará apoyo nutricional a 100,000 niños para quienes la comida escolar era su única ingesta sólida diaria y si no se renuevan los créditos de salud este año, otras 300,000 personas pagarán entre $100 y $350 extra mensuales en seguros, lo que forzará a 82,000 a abandonar su cobertura.
El contraste culmina en los privilegios eternos a élites económicas, pues la ley hace permanentes los recortes tributarios a corporaciones y billonarios aprobados en 2017, beneficiando al 0.1% más rico con reducciones promedio de $1.5 millones en una década, mientras tanto, el 20% más pobre perderá $500 anuales en servicios esenciales.
Las consecuencias en cascada ya son visibles y clínicas rurales pierden personal anticipando recortes, y las listas de espera para especialistas médicos, hoy de 6 meses, podrían extenderse a un año o más.
Pero Enrique Davis destaca un efecto económico oculto: cada dólar recortado a SNAP o Medicaid reduce $1.50 en actividad económica, afectando agricultores, procesadores de alimentos y empleos locales.
“No solo quitas $1, quitas $2.50 de la economía”, explica.
La estrategia electoralista es evidente: activar beneficios temporales antes de los comicios de 2026 mientras se posponen los recortes sociales.
“Son medidas para crear narrativas positivas y desviar atención”, denuncia Davis.
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Esta táctica oculta el huracán permanente que se avecina: hospitales colapsados por sobrecarga, niños desnutridos en aulas, y familias eligiendo entre pagar renta o seguros médicos.
Como sentencia Mazlum: “Todos estamos en el mismo barco”.
Cuando el sistema de salud se fracture porque todos acudiremos a los mismos hospitales y con los mismos médicos y la economía local se contraiga, nadie escapará al daño.