Foto: J. B. Chandler/Google Photos
CASA GRANDE, AZ — Con sentimientos encontrados y profunda emoción, cientos de fieles se reunieron este domingo por la noche para despedirse del edificio que albergó la iglesia católica San Antonio de Padua por más de seis décadas en Casa Grande. El templo será demolido esta semana debido a los severos daños que sufrió tras un incendio registrado en octubre del año pasado.
“Es como si estuviéramos celebrando una misa fúnebre”, expresó el padre Ariel Lustan, quien actualmente encabeza la parroquia. “Nuestros lazos espirituales y bíblicos están conectados con esta iglesia”.
Más de 60 años de historia
Durante más de seis décadas, la iglesia fue el escenario de innumerables misas, bodas, bautizos y funerales que marcaron profundamente a generaciones de residentes. Uno de ellos es Pete Díaz, quien ha asistido al templo durante 40 años y donde sus tres hijos mayores fueron bautizados. “Cuando supe que la iglesia se estaba incendiando en octubre, me sentí devastado”, recordó en una entrevista a una estación de televisión local.
Desde el siniestro, las actividades religiosas se han trasladado al centro comunitario, donde la comunidad ha seguido reuniéndose con fervor.
Investigación aún abierta
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— Catholic Arena (@CatholicArena) October 19, 2024
Fire has badly damaged St. Anthony of Padua church in Casa Grande pic.twitter.com/YM6M7qc7ai
La policía de Casa Grande indicó que las cámaras de seguridad captaron imágenes del presunto responsable del incendio, sin embargo, hasta el momento no se ha reportado su arresto. La causa exacta del siniestro sigue bajo investigación.
Pese a la tristeza, el obispo Gerald Kicanas acompañó a los feligreses y ofreció palabras de consuelo: “Una iglesia no es solo un edificio, la iglesia somos el pueblo de Dios. Y seguimos aquí”, mencionó en entrevista a un medio de comunicación en inglés.
Reconstrucción y esperanza
La demolición del templo comenzó al amanecer del lunes 28 de julio. La meta ahora es reconstruir una nueva iglesia en el mismo sitio lo antes posible.
“La resiliencia es quedarse corto. Mi gente es fuerte, muy fuerte”, enfatizó el padre Lustan.
Mientras tanto, la comunidad se mantiene unida por la fe y la esperanza. “El dicho lo resume todo: Confío en ti, Jesús. Lo más importante es mantenernos firmes en la fe y seguir adelante”, concluyó Díaz.
