El medio de comunicación Político, dio a conocer el contenido del memorándum enviado de manera interna por la Oficina de Administración y Presupuesto. Foto: Cortesía / Facebook U.S. Capitol Visitor Center
El gobierno federal de Estados Unidos se encuentra en una situación crítica, debido a que el plazo final para que se llegue a un acuerdo en el Congreso sobre el presupuesto de financiación es el próximo 1 de octubre y no se vislumbran avances en las negociaciones.
Por ello, la Casa Blanca ha ordenado a sus dependencias que se preparen para despidos temporales en dependencias federales y programas que no están obligados a mantener activos.
El medio de comunicación Político, dio a conocer el contenido del memorándum enviado de manera interna por la Oficina de Administración y Presupuesto.
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“Los programas que no se beneficiaron de una inyección de asignaciones obligatorias sufrirán las consecuencias de un cierre”.
Político agrega que se instruyó a las agencias que presentaran sus propuestas de planes y que enviaran avisos a los empleados.
Estos despidos podrían ser de programas y dependencias no esenciales. Los que deberán continuar independientemente del posible cierre de gobierno son el Seguro Social, Medicare, las prestaciones para veteranos, las operaciones militares, las fuerzas del orden, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) y el control del tráfico aéreo.
Estas directrices se publican en un momento en que republicanos y demócratas en el Capitolio se encuentran en un punto muerto sobre la financiación, a pocos días de que finalice el año fiscal el 30 de septiembre.
La Cámara de Representantes aprobó una medida provisional de gasto para mantener las operaciones federales hasta el 21 de noviembre, pero los demócratas en el Senado se han negado a impulsarla, exigiendo que los republicanos negocien un paquete bipartidista que podría incluir una extensión de los subsidios de la Ley de Atención Médica Asequible (ACA) que están a punto de expirar.
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A pesar de las tensiones, los líderes del Congreso y la Casa Blanca continúan en negociaciones de último minuto. Sin embargo, la brecha entre ambos partidos parece difícil de cerrar, lo que alimenta las preocupaciones sobre un “shutdown” que podría prolongarse por semanas, tal como ocurrió en 2018-2019, el cierre más largo en la historia del país, ocurrido en el primer mandato del presidente Donald Trump.
El desenlace de esta crisis fiscal no solo definirá el destino de los servicios públicos, sino que también pondrá a prueba la capacidad de Washington para superar sus diferencias políticas en un momento de alta polarización.
