El círculo de la ilegalidad

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El senador estatal Jake Hoffman y Anthony Kern, actual candidato al Congreso por el Distrito 8, en su foto policial, entre los acusados del intento de revertir los resultados de la elección 2020 firmando como falsos electores.  CORTESIA: AZLeg.gov / Maricopa County Sheriff’s Office

Falsos electores son delegados de Convención Republicana y validarán a Tump

Con la convención republicana en el horizonte, un número significativo de delegados ha sido vinculado a esquemas electorales falsos de 2020, revelando cómo la negación de los resultados electorales ha permeado el núcleo del Partido Republicano.

Hace casi cuatro años, 84 republicanos en siete estados donde ganó Joe Biden firmaron documentos que falsamente afirmaban que Donald Trump era el legítimo ganador. Estos electores falsos, que pretendieron ser votos oficiales del Colegio Electoral para Trump, ahora juegan un papel activo en los esfuerzos de Trump por regresar a la Casa Blanca en 2024.

Aunque no se han oficializado los nombres de los delegados de Arizona, se espera que al menos 3 de ellos se encuentren en la lista de acusados por la Fiscalía General del estado, entre ellos la ex presidente de Partido Republicano, Kelly Ward y los actuales senadores Jake Hoffman y Anthony Kern, todos ellos negacionistas de los resultados electorales del 202 y firmantes del acta falsa.

En la convención republicana que se celebrará en Milwaukee el próximo mes, al menos 17 de estos electores falsos estarán presentes como delegados oficiales o suplentes del Partido Republicano. Seleccionados por los republicanos en sus estados respectivos, estos delegados desempeñan un papel ceremonial pero crucial en la nominación formal del candidato presidencial del partido y en la promulgación de su plataforma.

En representación de los estados de Pensilvania, Michigan, Georgia, Arizona, Wisconsin, Nevada y Nuevo México, donde se intentaron, pero fracasaron, esquemas electorales falsos, los delegados abarcan desde los niveles más altos de los partidos estatales hasta miembros de base del partido.

Después de las elecciones de 2020, estos activistas se volvieron cruciales para un complot que tenía como objetivo permitir que el entonces vicepresidente Mike Pence mantuviera a Trump en el poder cuando el Congreso se reuniera para certificar las elecciones. La estrategia fue desarrollada por los abogados de Trump Kenneth Chesebro y John Eastman, quienes creían que Pence podría entregar los votos electorales de estos estados (y la presidencia) a Trump aceptando a los electores suplentes como oficiales.

El complot descabellado no llegó a ninguna parte: además de estar basado en una teoría jurídica dudosa, no surgió ninguna evidencia de que el fraude electoral le negara a Trump la presidencia. Los fiscales de algunos de estos estados presentarían posteriormente cargos penales, la mayoría de ellos citando presunta falsificación de documentos oficiales.

La presencia de estos delegados plantea preguntas sobre el compromiso del Partido Republicano con la integridad electoral y el respeto por las normas institucionales. Algunos de ellos enfrentan cargos penales por su participación en la firma y presentación de documentos falsificados como parte del esfuerzo para alterar los resultados de las elecciones de 2020.

Adam Schiff, representante demócrata y miembro del Comité Selecto de la Cámara de Representantes que investigó el asalto al Capitolio del 6 de enero, ha expresado su preocupación por la inclusión de estos delegados en la convención republicana. Para Schiff, esto refleja un patrón preocupante de cómo algunos dentro del Partido Republicano están dispuestos a desafiar las normas legales en su intento por mantener o alcanzar el poder.

El Proyecto de Responsabilidad Republicana, un grupo anti-Trump compuesto por republicanos, ha destacado que la persistencia del negacionismo electoral entre la base republicana sigue siendo una fuerza divisiva y polarizante dentro del partido.

Desde Pensilvania hasta Arizona, y Michigan hasta Georgia, los delegados falsos de 2020 ocupan roles desde el nivel más alto de los partidos estatales hasta la base del partido, reflejando la influencia continua de aquellos que intentaron subvertir el proceso democrático hace cuatro años.

La presencia de estos delegados en la convención republicana no solo subraya las divisiones dentro del partido, sino que también plantea interrogantes sobre el futuro del GOP bajo el liderazgo de figuras que continúan cuestionando la validez de las elecciones de 2020 y más allá.

El Comité Nacional Republicano y otros líderes del partido no respondieron a las solicitudes de comentarios sobre la inclusión de estos delegados en la convención.

Con el enfoque en la nominación de Trump para la presidencia en 2024, la presencia de estos delegados electorales falsos subraya cómo los desafíos a la integridad electoral siguen definiendo las dinámicas internas del Partido Republicano en la era post-Trump.

Este artículo se centra en cómo los electores falsos de 2020 están impactando la configuración de la convención republicana de 2024 y plantea preguntas críticas sobre el futuro del partido y su compromiso con las normas democráticas fundamentales.

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