Adelita Grijalva participó ayer en Tucson, en una manifestación a favor de veteranos afectados. CORTESIA: Adelita Grijalva
Tras fin de cierre de gobierno y 48 días de retraso, al fin ingresaría al Congreso
Bajo la sombra del fin de un cierre de gobierno que lleva 41 días, la representante electa por Arizona, Adelita Grijalva, se prepara para ser finalmente juramentada en el Congreso de los Estados Unidos, tras una espera de siete semanas que ella y sus aliados políticos han calificado como un abuso de poder.
Grijalva, quien ganó una elección especial el 23 de septiembre para suceder a su difunto padre en el distrito 7 de Arizona, confirmó sus planes de viajar a Washington D.C. después de enterarse, a través del líder demócrata Hakeem Jeffries y reportes de prensa, de que el presidente republicano de la Casa de Representantes, Mike Johnson por fin tiene la intención de darle el cargo 48 días después.
“Este retraso nunca debió haber sucedido en primer lugar”, declaró Grijalva, añadiendo que “durante siete semanas, 813,000 arizonenses han sido privados de una voz y de acceso a servicios básicos para sus constituyentes”.
La congresista electa no dudó en tildar la situación de “abuso de poder que ningún portavoz debería cometer” .
El cambio de postura de Johnson se produce justo cuando el Senado avanza hacia el fin del cierre gubernamental, el más largo en la historia reciente, que cumple 41 días.
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La noche del domingo, ocho senadores demócratas se unieron a los republicanos para aprobar un proyecto de ley clave para reabrir la mayoría de las agencias gubernamentales, una medida que ahora debe ser votada en la Cámara de Representantes.
Hasta ahora, el portavoz había justificado la demora en juramentar a Grijalva argumentando que era consecuencia del cierre, manteniendo que solo la juramentaría una vez que la Cámara volviera a sesionar para votar sobre la financiación.
No obstante, los demócratas señalaban que esta explicación carecía de base, pues Johnson había juramentado a republicanos electos en sesiones pro forma durante recesos anteriores, e incluso antes de que los resultados oficiales estuvieran certificados.
La prolongada espera alimentó la especulación de que el motivo real era impedir que Grijalva se convirtiera en el voto 218 para forzar una votación sobre la liberación de los archivos relacionados con el caso del fallecido traficante sexual Jeffrey Epstein.
Los demócratas, incluidos los senadores de Arizona Mark Kelly y Rubén Gallego, acusaron abiertamente a Johnson de encubrir a pedófilos, una acusación que el portavoz calificó de “ridícula” durante un acalorado enfrentamiento en el Capitolio el mes pasado.
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Johnson defendió que la investigación sobre Epstein ya avanzaba de manera bipartidista en el comité correspondiente, y negó en repetidas ocasiones que este asunto tuviera que ver con el retraso .
Mientras se resolvía el impasse, los residentes del distrito 7 de Arizona permanecieron sin representación votante en la Cámara; una situación que incluso llevó a la fiscal general de Arizona, Kris Mayes, a presentar una demanda contra la Cámara de Representantes argumentando que el distrito estaba sujeto a impuestos sin representación.
Aunque Grijalva se mostró ansiosa por comenzar a trabajar, también expresó su decepción porque una de sus primeras votaciones será sobre un proyecto de ley que, en su opinión, no protege a los trabajadores .
“No hace nada para proteger a los trabajadores de las primas que se disparan, la pérdida de la cobertura de salud, o para frenar el abuso de poder de Trump”, declaró.
Con su juramento, no solo se restablecerá la representación para cientos de miles de arizonenses, sino que también se cierra un capítulo de tensión política que puso a prueba los procedimientos de la Cámara.











