Fernando Mendoza, de ascendencia cubana, el ganador indiscutido del Trofeo Heisman con los Hoosiers de Indiana. CORTESIA: The Heisman Trophy / Facebook
Fernando Mendoza, el entusiasta mariscal de campo de Indiana, hizo historia al ganar el Trofeo Heisman; se convirtió en el primer jugador de los Hoosiers en recibir el galardón más prestigioso del fútbol americano universitario.
El quarterback de tercer año con redshirt obtuvo 2,362 puntos y 643 votos de primera plana, superando claramente a sus rivales.
Su victoria fue categórica, Mendoza terminó primero en las seis regiones de votación del Heisman, un logro no visto desde 2022 y además, figuró en el 95,16% de las papeletas, empatando el segundo porcentaje más alto de la historia del premio.
“Aún no he visto los números, pero es un honor que me mencionen con estos tipos (Pavia, Love y Sayin); realmente es un crédito para nuestro equipo, es un premio colectivo”, dijo Mendoza.
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Mendoza, un jugador transferido desde California, fue el artífice de la temporada perfecta de Indiana (13-0); lanzó para 2,980 yardas y lideró la nación con 33 pases de anotación, además de correr para seis touchdowns.
Guió a los Hoosiers a su primer ranking número uno y a la cabecera del playoff universitario, con un partido en el Rose Bowl el 1 de enero.
El triunfo de Mendoza subraya el impacto transformador del portal de transferencias, es el séptimo jugador transferido en ganar el Heisman en los últimos nueve años.
Junto al también finalista Diego Pavia, quien llegó a Vanderbilt desde New Mexico State, ejemplifican esta nueva realidad del deporte colegial.
El mariscal de campo también hizo historia como el segundo ganador del Heisman de ascendencia latinoamericana, tras Jim Plunkett en 1970.
“Aunque crecí en Estados Unidos, mis cuatro abuelos son de Cuba, tuve la oportunidad de ir allí y eso fue importante para mí; le acredito el amor a mis abuelos y a la comunidad hispana “, expresó Mendoza.
Entre los otros finalistas, Diego Pavia de Vanderbilt hizo historia para su universidad al terminar segundo; Jeremiyah Love de Notre Dame fue el tercero, y Julian Sayin de Ohio State completó el cuadro de honor.
Todos representan la alta competitividad de la temporada.
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El premio llegó tras una seguidilla de reconocimientos para Mendoza, incluido el de Jugador del Año de la AP y los premios Maxwell y Davey O’Brien, pero ahora, su mirada y la de Indiana están puestas en una meta mayor: el campeonato nacional, que comenzará a disputar en el Rose Bowl.
La historia de Mendoza, de ser un recluta de dos estrellas con una sola oferta universitaria a ganar el Heisman, redefine lo posible para Indiana y consolida al portal de transferencias como un camino vital hacia la élite; su legado, tanto dentro como fuera del campo, ya está escrito.












