Un contratista de Phoenix relata la crisis que se vive en el sector de la construcción ante el endurecimiento de redadas de ICE en el estado. Foto: Cortesía / Osbaldo Ortega
“Vas y trabajas solo… no hay ruido, no hay nadie”. Osbaldo Ortega es contratista en Phoenix, Arizona, sus palabras resuenan en medio del caos que se vive en el país, especialmente para la comunidad hispana, ante el endurecimiento en las políticas migratorias que ha trastocado otros sectores, como el de la construcción.
Tan solo en meses pasados, el escenario era muy diferente: en las zonas de construcción de casas podrías ver cuadrillas de trabajadores con sus chalecos naranjas o amarillos, coordinados para un trabajo eficiente y veloz.
Todos al mismo tiempo levantaban y terminaban casas nuevas para el disfrute de muchas familias estadounidenses. Unos trabajaban en los techos, ‘rooferos’, como se les llama; otros se dedicaban a las paredes, otros a los pisos (tiles), y así cada uno realizaba su oficio, pero coordinado con los demás para llegar a un resultado final, como las piezas de un motor o una canción de banda sinaloense.
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Ahora, a casi un año de que tomara posesión el presidente Donald Trump, los sitios de construcción lucen muy diferentes. Están solos, desérticos, desolados y sin trabajadores.
Osbaldo ha trabajado por varios años en el ‘tile’, que es la instalación de pisos y hace poco más de un año que, gracias a su esfuerzo y dedicación, pudo tramitar su licencia y obtener contratos por su cuenta.
Aunque es el mismo tiempo que tiene Trump en el cargo, en los últimos meses ha visto cómo se ha agravado la situación conforme aumentan las redadas y los operativos. Lo que antes se veía lejano, como en Los Ángeles, Chicago o Charlotte, ahora lo ven cada vez más seguido en casa, en Arizona.

Las imágenes de grandes redadas en lugares de construcción han provocado pánico en la comunidad, en los trabajadores, que en su mayoría son inmigrantes sin documentación. El terror a ser esposados así, por presentarse a trabajar y no meterse en problemas, ha provocado que se vacíen los sitios de trabajo.
De cinco cuadrillas conformadas por cerca de 12 trabajadores que tenía a su cargo, ahora Osbaldo tiene cero. También los contratos decayeron, ya no hay trabajo.
“De repente me avisaron: Sabe qué, oiga, ya no vamos a poder ir para allá porque anda muy afuera. Me empezaron a faltar, por lo mismo cuando empezó a ponerse feo lo del ICE”, relata.
El contratista explica que algunas zonas de construcción están a las afueras de Phoenix, o incluso en otros condados como Pinal, donde recientemente se anunció una colaboración entre los oficiales y los agentes de ICE, para arrestar a inmigrantes sin documentos.
Por ello, los trabajadores poco a poco han dejado de ir. Para terminar algunos de los trabajos que le quedaron pendientes, Eduardo ha tenido que acudir y hacerlo él mismo, lo que antes terminaba pronto con más de una docena de personas.
“Ahorita es mucho el miedo que tiene la gente. Antes como que no lo creían porque no lo habían visto aquí, pero ahora ya dicen: vimos las camionetas de ICE por acá, por allá o agarraron a unos acá y allá”, lamenta.
Algunos de sus trabajadores han regresado por su propia cuenta a su país de origen, otros están a la espera de que las cosas cambien, y sobreviven con los pocos ahorros que tienen.
Otro golpe: empresas abaratan los costos
Ante la situación económica que se vive en el país, provocada por la inflación, los aranceles y el endurecimiento de las políticas migratorias, las empresas constructoras han abaratado sus pagos.
Osbaldo Ortega detalla que lo que antes pagaban a un buen precio, por ejemplo la instalación de los pisos, la pintura o los techos, ahora ofrecen cantidades menores en comparación con meses anteriores.
“Las compañías bajaron de más los precios. O sea, vamos a poner si una compañía te pagaba 3.15, 3.25 dólares un pie cuadrado, ahorita te pagan 2.25, 1.75. No salen las ganancias”, agrega Ortega.

Considera que, debido a que la economía está estancada, no se están vendiendo las casas y las empresas quieren recuperar esas pérdidas a costa de los pequeños contratistas como él.
“Yo pienso que las compañías se quieren cubrir ellas mismas. No se están vendiendo casas, nadie está comprando. Yo pienso que ellos quieren sacar el mismo dinero, entonces le bajan a los pagos de los contratistas”.
Además, asegura que las empresas ya no quieren hacerse cargo de otras cuestiones como reparaciones o el material. Sino que ahora va a cargo de los pequeños contratistas como él, por lo que sus pérdidas son mayores.
Ante este escenario, Ortega está considerando en qué otro sector o área puede trabajar para proveer para su esposa y sus cuatro hijos.
Su licencia, que le causó alegría por ser el resultado de su arduo trabajo y esfuerzo, ahora es su fuente de preocupación: no hay contratos nuevos y no hay trabajadores.
“Solo quieren trabajar, no son criminales”
Para el activista Salvador Reza, los inmigrantes son personas trabajadoras, que solo buscan sacar adelante a sus familias y llevar el pan a la mesa.
Aunque en un inicio de la administración se aseguró que las agencias migratorias solo estaban yendo por ‘lo peor de lo peor’, la realidad es que el objetivo siempre fue deportar a todos los inmigrantes, lo que considera un acto inhumano y racista.
“Esto es racismo, es un acto inhumano. Van contra nuestra gente, nuestro pueblo y lo han hecho desde la conquista, nos quieren expulsar de nuestras tierras”, lamenta.
Sin embargo, resalta que el pueblo es fuerte y ha logrado sobrevivir a la primera administración de Trump, así como al sheriff Joe Arpaio en Arizona, por lo que la comunidad migrante saldrá adelante a pesar de lo que se está viviendo.
“Ya lo sobrevivimos antes (a Trump) y sobrevivimos a Arpaio, a quien logramos derrocar, vamos a sobrevivir de nuevo”, expresa.

En el mismo sentido coincide Osbaldo Ortega, quien menciona que la mayoría de los inmigrantes solo quieren trabajar y son buenas personas.
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Además, son los que realizan el trabajo más pesado, se especializan y se hacen expertos en los oficios, especialmente en el de la construcción.
Por ello, no coincide en la retórica de que los inmigrantes ‘le están quitando el trabajo a los ciudadanos estadounidenses’.
“Trabajo siempre había habido para todos: hispanos, gringos, todos, pero este trabajo solo lo hacen los latinos por lo pesado que está, somos los que aguantamos más”.












