Un cambio de reglas podría revolucionar la industria del cannabis en los próximos años, augura empresario hispano. Foto: Cortesía / Mint Cannabis
La posible reclasificación de la marihuana a una sustancia de la Lista III, una medida que podría ser impulsada por el expresidente Donald Trump, representaría un cambio significativo para la industria del cannabis en Estados Unidos.
Así lo consideró Raúl Molina, jefe de operaciones de Mint Cannabis, un actor clave en la industria del cannabis de Arizona, compartió su perspectiva sobre lo que este movimiento significaría para las empresas, los consumidores y la percepción social de la planta.
En entrevista con Prensa Arizona, Molina explica que el principal impacto de la reclasificación sería un alivio fiscal monumental para los negocios de cannabis. Actualmente, las empresas están sujetas al Artículo 280E, una ley de 30 años que les prohíbe deducir gastos comerciales, lo que se traduce en impuestos de hasta el 40% sobre sus ganancias.
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“Esto abriría un margen de ganancia a las tiendas que es mucho más grande de lo que pueden lograr ahorita”, afirmó Molina de Mint Cannabis.
La reclasificación a la Lista III, que incluye medicamentos con potencial de abuso pero con beneficios médicos aceptados, permitiría a las empresas deducir sus gastos y, por lo tanto, pagar menos impuestos.
Además del beneficio fiscal, la reclasificación resolvería uno de los mayores problemas que enfrenta la industria: el acceso a los servicios bancarios.
Actualmente, las empresas de cannabis no tienen acceso a bancos tradicionales, lo que las obliga a operar casi exclusivamente con dinero en efectivo. Esto no solo genera riesgos de seguridad, sino que también afecta a los empleados, quienes a menudo tienen dificultades para abrir cuentas bancarias o incluso para que se les acepten sus cheques de pago.
Con el cambio de categoría, se abriría la puerta para que los dispensarios accedan a servicios financieros estándar.

Beneficios para el consumidor
Molina, uno de los pocos hispanos propietarios de un negocio de dispensarios también destacó los efectos positivos para el ámbito médico y la investigación. Al reclasificar el cannabis, se facilitaría la inversión de corporaciones y farmacéuticas en estudios sobre la planta. Esto podría llevar a una mayor comprensión de sus propiedades y al desarrollo de nuevos tratamientos.
“Para el lado del beneficio al cliente, para el lado del beneficio a la planta, al cambiar esto de Lista I a Lista III va a hacer que compañías puedan invertir dinero para clínicas, para investigaciones de qué hace la planta”, señaló el cofundador de Mint Cannabis. Este avance abriría la puerta a un futuro donde la planta sea comprendida y utilizada de una manera más efectiva.
El estigma social
A pesar de los avances, Molina reconoce que el estigma aún existe, especialmente entre la comunidad hispana. Él menciona que, a diferencia de los chicanos de segunda o tercera generación, los inmigrantes mexicanos o hispanos recién llegados no suelen asistir a los dispensarios, lo que refleja una percepción arraigada por la cultura y las leyes en sus países de origen. Sin embargo, confía en que con más investigación y conocimiento, esta situación cambiará.
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También hizo hincapié en la diversidad de la industria del cannabis, señalando que en su empresa, Mint, el 60% de los gerentes de nivel medio a alto son mujeres, lo que demuestra la inclusión y las oportunidades que el sector ofrece a este grupo.
Para Molina, este potencial cambio es un paso “grande” y “muy bienvenido”, aunque aclara que no es el punto final en la lucha por la despenalización completa. Aún así, la expectativa es alta y la esperanza de que este sea el momento decisivo, después de varios intentos fallidos con presidentes anteriores, es palpable en la industria.