El gobierno de Trump argumenta un progreso significativo, destacando una reducción de la inflación promedio a 2.7% en su segundo mandato. CORTESIA: The White House / Facebook
El presidente Donald Trump buscó reposicionarse como el “presidente de la asequibilidad” en un discurso en Pensilvania, un estado decisivo para las elecciones intermedias del 2026, ante el creciente descontento económico.
Su viaje representó un reconocimiento de la presión política, pues encuestas muestran que una mayoría de votantes desaprueba su manejo económico y la gira ocurrió tras el anuncio de un paquete de ayuda agrícola de doce mil millones de dólares para productores afectados por sus políticas comerciales.
El gobierno de Trump argumenta un progreso significativo, destacando una reducción de la inflación promedio a 2.7% en su segundo mandato y también señala caídas en el precio de la gasolina y un crecimiento de los salarios reales de casi 4%.
Sin embargo, esta narrativa oficial choca con la percepción pública; la mayoría de los estadounidenses siente que su dinero no rinde y que el costo de vida supera sus posibilidades, a pesar de los datos macroeconómicos.
Críticos señalan que la economía enfrenta fuertes presiones estructurales, pues el déficit federal alcanzó 1.8 billones de dólares en el año fiscal 2025, una cifra elevada.
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Además, se registra un preocupante repunte de las quiebras corporativas, alcanzando su nivel más alto en 15 años mientras los precios de necesidades básicas han subido muy por encima de los salarios, loque golpea directamente al presupuesto familiar.
La política de aranceles comerciales de Trump añade incertidumbre y aunque generó ingresos considerables, expertos estiman que su impacto final en el consumidor podría ser costoso, pues el crecimiento económico, aunque positivo, se ha desacelerado a un ritmo anémico.
Frente a este panorama, el discurso en Pensilvania fue más un acto de campaña que un anuncio de política nueva donde Trump promovió su principal logro legislativo, la Ley “One Big Beautiful Bill”, que hace permanentes grandes recortes tributarios.
Sin embargo, análisis independientes proyectan que esta norma, junto con recortes planeados a programas sociales, podría aumentar el déficit y afectar a millones de personas.
El gobernador demócrata Josh Shapiro intentó restar credibilidad al mensaje presidencial, acusándolo de mentir sobre el impacto real de sus políticas en el poder adquisitivo.
El éxito de este intento por reiniciar la narrativa económica permanece en duda y la economía vive una paradoja: mientras indicadores macroeconómicos muestran fortaleza, el ciudadano promedio enfrenta la presión de precios altos en productos esenciales.
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Con elecciones legislativas a la vista, la capacidad de Trump de convencer a los votantes será su prueba definitiva, en un contexto donde los datos duros y la percepción pública caminan en direcciones opuestas.
El viaje ocurrió después de que el presidente promoviera su mensaje en otros foros, aunque la Casa Blanca y el Partido Republicano seguían luchando por encontrar un discurso económico convincente.
Las derrotas de 2025 habían generado llamados internos para que el partido se distanciara y buscara una identidad más pragmática y menos dependiente de su líder.












