Como popular podcaster Dan Bongino, había alimentado teorías conspirativas sobre Epstein y las bombas caseras del 6 de enero del 2021, cuando se registró el ataque al Capitolio; una vez en el cargo, se vio forzado a rectificar públicamente sus afirmaciones. CORTESIA: Federal Bureau of Investigation / Facebook
La ruptura se habría dado tras turbulento enfrentamiento por los archivos Epstein
Dan Bongino, el subdirector del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés), presentó su dimisión efectiva el próximo mes, poniendo fin a un breve y tumultuoso mandato marcado por choques con el Departamento de Justicia.
Su salida, una de las más destacadas de la administración Trump, se produce tras un enconado conflicto interno por la divulgación de los expedientes del financiero Jeffrey Epstein, lo que se espera éste viernes 19 de septiembre, según la ley aprobada.
El rompimiemento viene desde hace varios meses y la gota que colmó el vaso fue un acalorado enfrentamiento con la fiscal general, Pam Bondi. La disputa estalló cuando el Departamento de Justicia emitió un memorando concluyendo que no existía una “lista de clientes” incriminatoria de Epstein, desatando la furia de la base de Trump.
Bongino, quien llegó a ausentarse del trabajo por la frustración, amenazó con “renunciar y prender fuego” a Bondi.
Este conflicto destapó la difícil transición de Bongino de comentarista mediático a alto funcionario; como popular podcaster conservador, había alimentado teorías conspirativas sobre Epstein y las bombas caseras del 6 de enero del 2021, cuando se registró el ataque al Capitolio.
Una vez en el cargo, se vio forzado a rectificar públicamente esas afirmaciones ante la evidencia oficial.
“Me pagaban en el pasado por mis opiniones… Ahora me pagan para ser su subdirector”, declaró a Fox News.
Su nombramiento en marzo ya era de por si controvertido, pues carecía de experiencia previa en el FBI y además, correos electrónicos internos revelaron que, en su segundo día en el puesto, fue informado sobre el “Proyecto de Transparencia Epstein”, un esfuerzo masivo para censurar información de los archivos, donde se afirma que el FBI dedicó más de 4,700 horas extra a este proceso, con un coste de cientos de miles de dólares.
La Casa Blanca ha negado cualquier división en su equipo de seguridad, pero la dimisión de Bongino subraya las tensiones de una administración que colocó a figuras mediáticas leales en puestos claves de aplicación de la ley.
Su breve paso por el FBI ilustra el choque entre la retórica política conspirativa y las rigurosas demandas del liderazgo institucional, un episodio que deja interrogantes sobre la politización de las agencias federales.
El presidente Donald Trump reconoció la salida, afirmando que Bongino “hizo un gran trabajo” y sugiriendo que quería volver a su programa, sin embargo, la partida del subdirector deja al FBI en un momento delicado, mientras se acerca el plazo judicial para la liberación de miles de páginas de documentos relacionados con Epstein, un proceso que Bongino supervisó y que ahora quedará en manos de su sucesor.
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La experiencia de Bongino sirve como un caso de estudio sobre los desafíos de integrar figuras externas, especialmente aquellas con un pasado mediático polarizante, en la jerarquía de instituciones apolíticas por diseño.
Su incapacidad para conciliar sus anteriores afirmaciones con los hechos investigativos minó su autoridad y generó desconfianza tanto dentro como fuera del buró.
Finalmente, su renuncia representa más que un simple cambio de personal y simboliza el fracaso de un experimento para alinear una de las principales agencias de aplicación de la ley con una narrativa política específica.
El FBI, una institución que valora la discreción y la evidencia por encima de todo, demostró ser un terreno inhóspito para un estilo de liderazgo construido sobre la controversia y la especulación pública.
