La colombiana Shakira presentó lo mejor de su repertorio ante un pletórico PHX Arena, en sus presentaciones de Domingo y Lunes. Foto: CORTESIA: Shakira / Facebook
La arena PHX vibró con el regreso triunfal de Shakira conu gira “Las Mujeres Ya No Lloran” presentada por Live Nation que agotó localidades dos noches seguidas donde la artista fusionó pasado y presente con coreografías impecables y energía desbordante. Desde su entrada al compás de “La fuerte”, el concierto confirmó que sus caderas y su arte desafían el tiempo.
El repertorio de más de 20 canciones tejía clásicos y novedades con un hilo conductor: su divorcio de Gerard Piqué. Shakira abordó “el elefante en la habitación” actualizando letras de “Don’t Bother” e integrando temas recientes como “Te felicito” y “TQG”.
Honrar su trayectoria fue el eje, desde el viaje nostálgico de “Las de la intuición” y “Estoy aquí” hasta su faceta roquera en “Pies descalzos, sueños blancos”, donde deslumbró con solos de guitarra.
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La producción escénica mostró claroscuros con una pasarela en forma de T y pantallas gigantes proyectaron visuales vibrantes, pero efectos aparentemente generados por inteligencia artificial mostraron su falta de pulido.
Los cambios de vestuario fueron espectáculo aparte, pues desde un vestido rosa con botas hasta un corsé inspirado en “She Wolf” adornado con cabezas de lobo, cada outfit reflejó su evolución.
Un momento cumbre llegó en “Chantaje”: tras un cambio rápido mostrado en pantalla, reapareció para transformar el tema en remix salsa; el vestido colorido de “Waka Waka(This Time for Africa)” transportó al público al verano del 2010.
La emoción escaló reviviendo algunos duetos con temas como el de Alejandro Sanz revivió la química de “La tortura”, y de Ozuna con “Monotonía” entre vítores.
La selección musical equilibró éxitos como “Underneath Your Clothes” con nuevos himnos como “Soltera”.
El clímax llegó con el “BZRP Music Sessions #53”: Shakira, ataviada con diamantes, cantó frente a un lobo inflable gigante, encarnando el empoderamiento femenino que define su era actual.
La sombra del idioma
Pese al éxtasis general, una discordancia persistió: con el predominio de canciones en inglés. En una ciudad latina como Phoenix, ejecutar “She Wolf” en su versión anglo “dejó un sabor amargo”.
“Como latinos, sabemos la letra de ‘Loba’, pero muchos nunca escuchamos ‘She Wolf’ en inglés”, cuestionó una aficionada presente.
La imagen de banderas mexicanas y colombianas ondeando mientras el público cantaba en español evidenció un anhelo insatisfecho de su repertorio hispano.
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Pero Shakira demostró por qué sigue siendo un ícono: conexión auténtica, legado vivo y arte inquebrantable.
El corazón de su música late más fuerte en español y como testificaron miles de voces al unísono: sus caderas no mienten, pero su esencia canta en la lengua de Cervantes.