La ola de despidos que alcanzó 1.17 millones en 2025, la cifra más alta desde la pandemia; esta tendencia contrasta con la narrativa oficial de prosperidad y evidencia el costo humano de las políticas económicas actuales. CORTESIA: Freepik
La economía estadounidense enfrenta una ola de despidos que alcanzó 1.17 millones en 2025, la cifra más alta desde la pandemia; esta tendencia contrasta con la narrativa oficial de prosperidad y evidencia el costo humano de las políticas económicas actuales.
El caso de Tyson Foods, que cerrará plantas afectando a casi cinco mil empleados, simboliza este momento y la empresa atribuye la decisión a pérdidas millonarias, aunque coincide con anuncios de recortes arancelarios del gobierno. El panorama laboral se ensombrece en múltiples sectores.
La firma Challenger, Gray & Christmas reportó 71,321 despidos solo en noviembre, con una reducción del 35% en las contrataciones respecto al año anterior.
Esta presión no se limita a la manufactura de alimentos y la incertidumbre comercial también golpea el transporte, donde compañías reducen personal ante la falta de claridad en las políticas.
Este clima de austeridad corporativa responde al debilitamiento del gasto de consumidores y empresas, así como a costos crecientes y parte de esta incertidumbre proviene de la guerra comercial desatada en 2025 entre Estados Unidos, México y Canadá.
Donald Trump impuso aranceles del 25% a productos mexicanos y canadienses, argumentando preocupaciones de seguridad nacional por inmigración y tráfico de fentanilo.
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Aunque se otorgaron exenciones temporales, la amenaza permanente ha creado un “vórtice arancelario” que paraliza inversión y empleo en industrias integradas.
El impacto trasciende las fronteras, afectando cadenas de suministro norteamericanas y en México, fabricantes de autopartes enfrentan la disyuntiva de despedir trabajadores o asumir costos insostenibles.
Esta dinámica debilita la demanda de exportaciones mexicanas, creando un ciclo negativo que perjudica a trabajadores de ambos lados de la frontera.
Mientras tanto, la administración Trump mantiene un discurso oficialista de fortaleza económica pues el secretario del Tesoro, Scott Bessent, insistió en que “los empleos están en auge”.
No obstante, este mensaje choca con la realidad de comunidades que dependen de plantas como las de Tyson y la promesa de un renacimiento manufacturero se ve opacada por los anuncios de cierres y la desaceleración en sectores clave.
La situación política se tensa en vísperas de las elecciones de mitad de periodo de 2026, encuestas muestran que casi la mitad del país atribuye la difícil situación económica directamente a Trump.
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El presidente, quien hizo de la asequibilidad su bandera, ahora califica el término como un “engaño demócrata” y este distanciamiento de la preocupación pública podría tener consecuencias electorales significativas para su partido.
El silencio de las agencias estadísticas federales, que suspendieron varios informes económicos oficiales, añade opacidad al diagnóstico de la crisis, pues esta falta de datos gubernamentales confiables obliga a depender de reportes privados, los cuales pintan un panorama consistentemente sombrío para el empleo.
