ACA vence éste fin de año sumiendo a millones en la incertidumbre de mantener su seguro de salud. CORTESIA: Freepik
La amenaza del vencimiento de los subsidios de la Ley de Cuidado de Salud Asequible (ACA, por sus siglas en inglés, mejor conocido como Obamacare) a fin de año sitúa a casi un millón de arizonenses en la incertidumbre, mientras en Washington se libra una batalla política con profundas consecuencias.
Los líderes republicanos enfrentan una presión creciente para definir el futuro de estos beneficios, que mantienen asequible el seguro médico para más de veinte millones de estadounidenses, una decisión que, según analistas, no tiene salida fácil.
En Arizona, el impacto potencial es enorme y ha galvanizado a la delegación demócrata del estado en el Congreso; los senadores Mark Kelly y Rubén Gallego, junto con los representantes Greg Stanton, Yassamin Ansari y Adelita Grijalva, han dejado clara y públicamente su posición de apoyo a una extensión de los subsidios. Su defensa se centra en las casi un millón de personas en el estado que dependen de esta ayuda para acceder a cobertura médica, con el riesgo de un aumento abrupto en las primas.
La posible pérdida de los subsidios representaría un retroceso catastrófico para el acceso a la salud en Arizona, estado que ha expandido significativamente su cobertura bajo la ACA.
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Expertos prevén que las primas podrían dispararse hasta más de 100%, revirtiendo años de progreso y generando una crisis de salud pública, con familias teniendo que elegir entre pagar el seguro o cubrir necesidades básicas.
El plazo del 1 de enero se acerca rápidamente, y la Casa Blanca habría considerado una extensión de dos años como puente, pero desechó la idea tras críticas conservadoras.
El presidente Trump ha expresado su preferencia por un sistema de entregar dinero en efectivo directamente a los pacientes, una propuesta que aún carece de desarrollo legislativo concreto; mientras tanto, el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, prometió que los republicanos presentarían una propuesta a principios de diciembre que todavía no llega.
Internamente, el Partido Republicano muestra una división clara entre sus facciones: los centristas buscan mantener los subsidios con ajustes para reducir el gasto, mientras otros, históricamente opuestos a la ACA, prefieren verlos expirar por completo.
Esta pugna coloca a la dirigencia en un dilema político de altísimo costo, pues cualquier camino que elijan alienará a una parte clave de su base electoral en un momento delicado.
Frente a esta parálisis republicana, los demócratas han tomado una postura unificada y proactiva y están impulsando una petición de descarga para forzar la votación de su propia legislación, que extendería los subsidios actuales por tres años sin recortes.
