El fundador de Padres y Parientes de Víctimas de Crímenes asegura que Pandillas, drogas y desintegración familiar son detonantes de la violencia juvenil. Foto: Imagen generada con Gemini IA
En el corazón de Phoenix, una crisis de violencia juvenil se desarrolla lejos de los titulares nacionales, con comunidades hispanas como Maryvale, donde el 80% de la población es latina, enfrentando índices crecientes de pandillerismo, acceso a armas y desintegración familiar.
José Guzmán, fundador de Padres y Parientes de Víctimas de Crímenes (Victims of Crimes US), conoce esta realidad de primera mano: su hijo Guillermo fue asesinado en 2005 durante un robo con rifle AK-47, tragedia que lo impulsó a crear una organización que durante 20 años ha apoyado a víctimas en 24 estados .
Guzmán describe un panorama preocupante: el acceso fácil a armas y drogas entre los jóvenes, la influencia de las pandillas y la falta de recursos en comunidades hispanas como Maryvale, donde el 80% de la población es latina.
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Las áreas con menos recursos, como Maryvale, registran altos índices de crímenes no reportados, exacerbados por la pobreza y la falta de vigilancia.
El activista describe un ecosistema donde “los jóvenes se sienten protegidos con un arma o un cuchillo. Creen que así obtendrán respeto”.
El acceso a armas se ve facilitado por plataformas digitales donde adolescentes pueden comprar o incluso aprenden a ensamblar armas de fuego o conseguir drogas, mientras las pandillas aprovechan la vulnerabilidad socioeconómica para reclutar miembros.
La sub reportación agrava el problema pues muchas familias hispanas evitan contactar a la policía por temor a represalias o deportación, creando un vacío estadístico que oculta la verdadera magnitud de la crisis .
Guzmán destaca que su organización actúa como puente: “Ayudamos a que la comunidad reporte crímenes de forma anónima. Tenemos una sala privada donde la policía recibe denuncias sin preguntar estatus migratorio”.
También Guzmán identifica la crisis económica y la disfuncionalidad familiar como detonantes clave.
“Muchos padres trabajan 12 horas al día y no pueden supervisar a sus hijos. Los jóvenes quedan solos, se involucran con pandillas o drogas”.
El bullying y la infiltración de armas en escuelas públicas exacerbán el problema, con Guzmán cuestionando fallas de seguridad.
“¿Cómo ingresó un arma a una escuela sin que los detectores la identificaran?” en referencia a un reciente homicidio estudiantil .
Frente a esta crisis, Victims of Crimes US actúa como puente entre la comunidad y las autoridades, operando una sala privada donde se reciben denuncias anónimas sin preguntar estatus migratorio.
Guzmán urge a los padres a “revisar sus hijos, sus teléfonos, sus amistades. La comunicación es clave”, mientras recomienda a jóvenes “evitar problemas y enfocarse en su futuro: estudien, practiquen deportes o busquen ayuda en iglesias”.

La organización colabora con foros comunitarios y agencias como USCIS y la Patrulla Fonteriza para promover confianza y reporte de crímenes .
La labor de Guzmán, reconocida por la Casa Blanca en 2013, ilumina la urgencia de abordar factores estructurales: acceso a armas, desigualdad económica y barreras culturales.
Sin políticas públicas que fortalezcan el tejido social, incrementen oportunidades educativas y fomenten integración comunitaria, el ciclo de violencia persistirá. Como concluye Guzmán: “Confíen en Dios y no se rindan. Hay un propósito detrás de cada dolor”, un mensaje de resiliencia para una comunidad que enfrenta su prueba más dura .
Miles de grupos delictivos
La ciudad enfrenta una crisis de seguridad pública por el crecimiento de pandillas y el narcotráfico, con más de 2,200 grupos delictivos operando en Arizona según datos de la DEA.
La situación se agrava por el flujo constante de drogas como fentanilo y metanfetamina, con incautaciones récord en los últimos meses.
En enero de 2025, el Grupo de Trabajo de Crímenes Financieros de Arizona decomisó 1,609 libras de metanfetamina y 161 libras de píldoras de fentanilo (aproximadamente 735,000 pastillas) en un solo operativo en Phoenix, con un valor estimado de $3.4 millones en las calles locales.
Cheri Oz, agente especial de la DEA, advirtió que estos narcóticos representan “una amenaza alarmante para la seguridad pública”, con dosis letales capaces de causar miles de muertes.
La violencia pandillera se manifiesta en operativos como el del FBI en junio de 2022, que desarticuló a la pandilla Lindo Park Crips en el sur de Phoenix, con 22 arrestos y la incautación de 35,000 pastillas de fentanilo, 17 armas de fuego y 8 dispositivos de conversión Glock.
Las autoridades señalaron que estas redes operan con impunidad en comunidades vulnerables, donde reclutan jóvenes y controlan el narcotráfico local.
La frontera de Nogales sigue siendo un punto crítico, con ocho decomisos en una semana que incluyeron 560 libras de fentanilo, 318 libras de metanfetamina y 67 libras de cocaína.
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A esto se suman incidentes violentos, como el tiroteo durante una orden de cateo en Phoenix donde resultaron heridos un oficial y un sospechoso de 16 años .
Aunque las autoridades destacan operativos exitosos, la combinación de pandillas, narcotráfico y acceso a armas sigue desafiando la seguridad en Phoenix, con comunidades como Maryvale y el sur de la ciudad siendo las más afectadas.
La fiscalía federal promete continuar con enjuiciamientos agresivos, pero la crisis requiere esfuerzos coordinados para abordar las causas profundas de la violencia.