La película Wicked: For Good cerrará la historia de Elphaba y Glinda en un cierre ambicioso que no supera la magia de la primera. Foto: Universal Pictures
Wicked: For Good llegó finalmente a los cines con la promesa de ofrecer un desenlace épico a la historia de Elphaba y Glinda. Recordemos que ambas películas fueron filmadas de manera continua junto con la primera entrega, y esta secuela retoma inmediatamente los eventos previos, buscando cerrar con espectacularidad uno de los relatos musicales más populares.
La recepción del público ha sido mixta, ya que por un lado el público celebró la espectacularidad visual, las magníficas voces de sus protagonistas y la narrativa que une el mundo mágico de Oz. Pero por otro, muchos coincidieron en que la película pierde ritmo, especialmente en su extenso segundo acto. Wicked: For Good cuenta con una duración de 2 horas y 30 minutos, y la cinta dedica una buena parte de su metraje a números musicales muy prolongados.
Tanto la crítica como sus fans reconocen el inmenso talento de Ariana Grande (Glinda) y Cynthia Erivo (Elphaba). Erivo, particularmente, ha recibido menciones destacadas por el dramatismo que imprime a su personaje, mientras que Grande demuestra un gran control vocal y su capacidad para un formato musical de esta escala.
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En cuanto a desempeño comercial, Wicked: For Good supera la recaudación bruta del estreno inicial durante su primer fin de semana, estrenándose estratégicamente una semana antes del Día de Acción de Gracias en Estados Unidos. A pesar de los buenos números, la secuela se percibe como un producto menos sorprendente, quizá porque la primera parte dejó el listón demasiado alto.
Al final, Wicked: For Good ofrece un cierre visualmente majestuoso, con interpretaciones memorables y un nivel de producción impecable. Es una película que homenajea profundamente al musical, pero que en su ambición termina perdiendo parte de la magia que convirtió a Wicked en un fenómeno internacional. Grande y Erivo, sin duda, cargan con ambas películas, pero la narrativa de esta segunda parte se queda un escalón por debajo del impacto que prometía.











