La partida de Marjorie Taylor Green, efectiva el 5 de enero, debilita la ya ajustada mayoría republicana en el Congreso de Estados Unidos. Foto: Cortesía / Facebook
La Cámara de Representantes enfrenta una crisis de liderazgo luego de que la congresista Marjorie Taylor Greene anunciara su sorpresiva renuncia revelando profundas divisiones en el partido Republicano.
La decisión se produjo tras una disputa pública con el presidente Donald Trump; quien la llamó “traidora” después de que ella abogara por la liberación completa de los archivos del caso Epstein.
“Defender a las mujeres estadounidenses que fueron violadas no debería resultar en que me llamen traidora”, declaró Greene en un comunicado; añadiendo que la lealtad “debería ser una calle de dos sentidos” para los legisladores.
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Su partida, efectiva el 5 de enero, debilita la ya ajustada mayoría republicana que el presidente de la Cámara, Mike Johnson, mantiene con dificultad; actualmente los republicanos tienen una ventaja de 219-213 escaños.
Este escenario ha generado pánico dentro del movimiento MAGA, pues se teme una oleada de renuncias entre republicanos descontentos con la dirección del partido y el manejo de Johnson.
“Unos pocos otros miembros republicanos nos enviaron mensajes este fin de semana diciendo que también consideran retirarse a mitad del periodo”, escribió Jake Sherman de Punchbowl News en X.
Un republicano senior particularmente preocupado declaró anónimamente que “todo el equipo de la Casa Blanca ha tratado a TODOS los miembros como basura”; criticando además que Johnson ha permitido que esto ocurra porque “quería que sucediera”.
La misma fuente agregó que “la arrogancia de este equipo es desagradable para los miembros”, quienes se sienten amenazados y sin espacio para pequeñas victorias legislativas.
Sherman amplió su reporte horas después, afirmando que “desde que esto se publicó, he recibido innumerables mensajes de republicanos concordando con este sentimiento”.
Los legisladores se preguntan “por qué diablos deberíamos permanecer en el congreso si solo vamos a votar Censuras y ser plantas decorativas”.
La renuncia de Greene parece haber abierto las compuertas para un éxodo más amplio; con Sherman advirtiendo que “vienen más renuncias explosivas y tempranas”, describiendo el ambiente como un “polvorín” donde la moral “nunca ha sido más baja”.
Esta situación amenaza directamente el liderazgo de Johnson; quien podría perder la mayoría antes de que finalice el periodo actual, según las predicciones.
La Casa Blanca recibió la noticia con frialdad; un funcionario administrativo declaró anónimamente que “no le sorprende a absolutamente nadie que salga de la manera más egoísta posible”.
En contraste, Trump expresó a periodistas que consideraba la renuncia “una gran noticia para el país”, mostrando la profundidad de la fractura entre antiguos aliados.
El intento de Johnson por mediar resultó infructuoso, aunque había reconocido públicamente el desacuerdo sobre los archivos Epstein, instando previamente a la unidad partidista.
Greene no descartó una futura candidatura política independiente; afirmando que estará “al lado del pueblo para reconstruir” el país cuando los ciudadanos comprendan su poder sobre el “complejo industrial político”.
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La crisis se intensifica con el vencimiento de fondos gubernamentales a fin de enero; lo que podría llevar a otro cierre administrativo profundamente impopular, reduciendo aún más los incentivos para permanecer en el cargo.
Si más republicanos siguen el ejemplo de Greene, la mayoría mínima de Johnson podría colapsar completamente; llevando potencialmente a audiencias destituatorias o elecciones especiales que alterarían el equilibrio de poder.
