El enfoque de Katie Hobbs en políticas centradas en las necesidades de los arizonenses y su habilidad para mantener una coalición amplia serán esenciales para su éxito en las elecciones de 2026. CORTESIA: Governor Katie Hobbs / Facebook
Gobernadora Katie Hobbs enfrenta un desafío monumental para el 2026
A pesar de haber recaudado casi $6 millones para su campaña de reelección, la gobernadora de Arizona, Katie Hobbs, enfrenta un panorama político complicado para el ciclo electoral de 2026. La entrada de Donald Trump a la presidencia y su respaldo a Karrin Taylor Robson, una conservadora prominente, así como la reciente elección del negacionista electoral Justin Heap como registrador del Condado de Maricopa, crean un entorno adverso para Hobbs.
Donald Trump, quien recuperó la Casa Blanca tras las elecciones de 2024, ha dado su respaldo total a Taylor Robson, dejando fuera a la controvertida Kari Lake consolidando su apoyo entre los votantes conservadores y seguidores del movimiento MAGA y esta alianza podría revitalizar la base republicana en Arizona, un estado clave que ha mostrado divisiones políticas profundas en los últimos años.
Además, la elección de Justin Heap como registrador del Condado de Maricopa refuerza la presencia de figuras alineadas con teorías de fraude electoral y el extremismo MAGA en posiciones clave. Heap, conocido por sus posturas controvertidas y su desafío al sistema electoral, se perfila como un actor crucial en la batalla política que se avecina.
Las fortalezas de Hobbs
A pesar de estos desafíos, Hobbs ha demostrado ser una líder popular. Su comité de campaña anunció que el 96% de las donaciones recibidas provienen de contribuciones menores a $100, lo que refleja un fuerte respaldo de la base demócrata. Además, casi la mitad de los donantes son nuevos, lo que indica que Hobbs ha ampliado su coalición desde su elección en 2022.
En sus primeros dos años como gobernadora, Hobbs ha centrado sus esfuerzos en mejorar la vida de las familias de clase media y abordar problemas ignorados por administraciones anteriores. Según su estratega política, Nicole DeMont, la gobernadora ha logrado trascender la polarización partidista, ganándose el apoyo de grupos diversos como sindicatos y líderes empresariales.
Aunque las estadísticas favorecen a Hobbs—los gobernadores demócratas han sido reelegidos en 26 de 27 ocasiones desde 2016—la dinámica política en Arizona ha cambiado drásticamente. La última vez que un gobernador en funciones perdió la reelección en el estado fue hace más de 50 años, pero la presencia de figuras como Trump y Heap podría alterar ese patrón.
Con una calificación de aprobación neta positiva de 15 puntos, Hobbs aún cuenta con un respaldo significativo. Sin embargo, su capacidad para contrarrestar la narrativa republicana, especialmente en un estado donde las tensiones sobre la integridad electoral han sido prominentes, será determinante.
El retorno de Trump al escenario nacional representa un arma de doble filo. Si bien puede movilizar a los votantes conservadores, su figura polarizadora también podría energizar a los demócratas y moderados, quienes ven a Hobbs como un baluarte contra el extremismo.