Reciente estudio del Pew Research Center revela que casi la mitad de los jóvenes perciben un impacto negativo de las redes sociales en su generación. CORTESIA: Freepik
La relación entre las redes sociales y el bienestar de los adolescentes se ha convertido en un rompecabezas sin solución fácil. Un reciente estudio del Pew Research Center revela que casi la mitad de los jóvenes estadounidenses perciben un impacto negativo de estas plataformas en su generación, mientras que una proporción similar admite haber reducido su uso. Estos hallazgos llegan en un momento en que gobiernos, desde Australia hasta Utah, implementan medidas para limitar el acceso de menores, y empresas como Meta enfrentan críticas por su papel en la crisis de salud mental.
El informe, basado en encuestas a adolescentes y padres, muestra un cambio preocupante: en solo dos años, la percepción negativa sobre las redes sociales casi se duplicó entre los jóvenes. “El uso excesivo parece ser la principal causa de depresión en mi generación”, compartió un adolescente anónimo en el estudio. Las chicas son las más afectadas: reportan mayores consecuencias en su autoestima, sueño y seguridad personal, coincidiendo con investigaciones previas que vinculan la exposición al acoso en línea con trastornos emocionales.
La presión sobre las empresas tecnológicas crece. En Estados Unidos, el exdirector general de Sanidad, Vivek Murthy, comparó los riesgos de las redes con los del tabaco, pidiendo etiquetas de advertencia. Mientras, Utah aprobó leyes pioneras para verificar la edad de usuarios y restringir contenido inapropiado.
Australia fue más allá: prohibió el acceso a menores de 16 años. Estas iniciativas contrastan con la realidad de una industria que, como muestra el caso de Meta, reconoció en documentos internos que Instagram empeora los problemas de imagen corporal en adolescentes.
Aunque Meta ha implementado herramientas de inteligencia artificial para detectar edades falsas, activistas señalan que los cambios son insuficientes. “Las plataformas priorizan el engagement sobre el bienestar”, critica una madre en la encuesta, reflejando la preocupación del 89% de los padres consultados. Para ellos, las redes son la principal amenaza para la salud mental de sus hijos, un temor que solo comparte una fracción de los adolescentes.
No todo es negativo. El estudio destaca que seis de cada diez jóvenes ven en las redes un espacio para expresar su creatividad, y más de la mitad valora mantenerse conectados con amigos.
“Me ayudan a entender lo que pasa en la vida de los demás”, comentó un participante. Esta dualidad, plataformas como refugio y como riesgo, define la experiencia digital de una generación que navega entre la autoexigencia y la búsqueda de pertenencia.
Los expertos advierten, sin embargo, que el “tiempo de calidad” en línea es clave. Las iniciativas para reducir el uso compulsivo, como desactivar notificaciones o establecer horarios, ganan terreno entre los adolescentes. Las chicas lideran este movimiento: casi la mitad ha limitado su exposición, frente al 40% de los chicos.
Un debate sin respuestas fáciles
El informe del Pew Research no ofrece soluciones, pero subraya urgencias. Mientras legisladores y empresas buscan equilibrar seguridad y libertad, los jóvenes enfrentan un panorama donde renunciar a las redes parece tan impensable como ignorar sus efectos. Para los padres, la incertidumbre persiste: ¿cómo guiar a una generación que crece entre likes y ansiedad?
Como resume otro adolescente anónimo: “A veces, lo que más duele es también lo que nos une”. En esa paradoja se resume el desafío de convivir con tecnologías que, en palabras de una madre encuestada, “limitan la creatividad y la capacidad de resolver problemas”.
El reto ahora es transformar las redes sociales de un espacio de riesgo en una herramienta de empoderamiento, sin perder su esencia conectiva. La pregunta es quién asumirá ese liderazgo.