El gobierno de México realiza una apuesta estratégica ante la tensión comercial que se vive actualmente con Estados Unidos. Foto: Cortesía / Gobierno de México
Mientras Estados Unidos endurece su política comercial bajo el gobierno de Donald Trump, México avanza en un proyecto de infraestructura con implicaciones geopolíticas: la ampliación del Puerto de Manzanillo, su enclave marítimo más importante. La iniciativa, liderada por la presidenta Claudia Sheinbaum, busca posicionar al país como el principal hub logístico de Latinoamérica y un eje alternativo para las cadenas de suministro globales.
Bautizado como “Nuevo Manzanillo”, el plan forma parte de la estrategia “Plan México”, diseñado para contrarrestar pronósticos del FMI que anticipan una contracción económica del 0.3% en 2024. El proyecto cobra urgencia ante los aranceles de Trump, que incluyen un 10% base a importaciones globales y un 25% a autos y autopartes. Aunque México ha evitado —por ahora— los gravámenes más severos, Sheinbaum advierte: “No hay aranceles adicionales, y eso es bueno para el país, gracias a la buena relación con el gobierno estadounidense”.
Ubicado en el Pacífico, al sur de Puerto Vallarta, Manzanillo manejó 3.7 millones de contenedores en 2023. La ampliación cuadruplicará su tamaño —de 450 a 1.880 hectáreas— e incluirá cuatro terminales especializadas, una planta termoeléctrica y seis grúas eléctricas de 65 toneladas. La Marina mexicana, a cargo del desarrollo, promete incorporar energía solar y eólica para reducir el impacto ambiental. La meta es alcanzar 10 millones de contenedores anuales para 2030, superando los 8.6 millones del Puerto de Los Ángeles.
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“México emergerá como un aliado comercial aún más estratégico para Estados Unidos”, afirmó Ram Ben Tzion, CEO de la firma de cadena de suministro Publican. “Será una alternativa a las capacidades manufactureras chinas”, agregó, citando el posible fin del “vacío legal de De Minimis” —que permite ingresar paquetes a Estados Unidos sin aranceles si valen menos de $800—, clave para empresas como Shein y Temu.
¿Oportunidad o riesgo?
Para optimistas, el proyecto es un “ganar-ganar”. Ben Tzion ve a México como “gran ganador en la desvinculación comercial entre Estados Unidos y China”. Sin embargo, críticos advierten riesgos. Arturo McFields, exdiplomático y colaborador de The Hill, alertó: “La expansión es una doble amenaza: aumentará el comercio con China y abrirá la puerta a precursores de fentanilo”. Citó la incautación de 25 toneladas de precursores en el puerto en diciembre de 2024 y cuestionó: “¿Cuántas toneladas no son detectadas?”.
Ben Tzion rechazó estos señalamientos: “Suponer que un puerto más grande implica más comercio ilícito es falso. La tecnología aduanera moderna mejora capacidad y seguridad”.
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La presidenta mexicana no solo apuesta al puerto. Su gobierno lanzó una política industrial de 18 puntos para fortalecer sectores como autopartes, farmacéuticos y agricultura. “Anunciaremos un programa integral, no medidas de retaliación”, declaró este mes.
Analistas, sin embargo, temen represalias. Todd Belt, de la Universidad George Washington, señaló: “Si Trump impone aranceles a bienes que pasan por México, encarecerá productos para consumidores estadounidenses”.