Nikita Casap, un adolescente de 17 años de Wisconsin, asesinó a sus padres y estaba obsesionado con derrocar al gobierno y reemplazarlo con un régimen supremacista. Foto: Cortesía / Waukesha County
En un caso que mezcla violencia familiar, extremismo político y una conspiración fallida contra el poder estadounidense, Nikita Casap, un adolescente de 17 años de Wisconsin, enfrenta cargos por asesinar a sus padres y planificar el asesinato del presidente Donald Trump.
Las autoridades lo describen como un joven radicalizado, obsesionado con derrocar al gobierno y reemplazarlo con un régimen inspirado en ideologías supremacistas.
El 28 de febrero, los cuerpos en descomposición de Tatiana Casap, de 35 años, y su esposo Donald Mayer, de 51, fueron hallados en su casa en las afueras de Milwaukee.
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Familiares alertaron a las autoridades después de que Mayer no llegara a su trabajo y Nikita faltara a la escuela por dos semanas; según la fiscalía, el adolescente convivió con los cadáveres durante semanas antes de huir con $14,000 en efectivo, pasaportes y el perro familiar. Fue arrestado en Kansas en marzo, pero supuestamente intentaba cruzar la frontera hacia México.
Detrás del doble homicidio, según el FBI, había un plan más siniestro y en abril, se reveló que Casap escribió un manifiesto antisemita de tres páginas, donde alababa a Adolf Hitler y detallaba su intención de asesinar a Trump para provocar el “colapso del gobierno”. Las autoridades federales aseguran que el adolescente compró un dron y explosivos, y mantuvo contacto vía TikTok y Telegram con individuos de habla rusa, posiblemente vinculados a grupos extremistas.
Uno de ellos habría discutido con Casap su plan de huir a Ucrania, país que imaginaba como refugio tras el magnicidio.
La fiscalía sostiene que el parricidio fue un medio para obtener recursos. “Quería autonomía financiera para ejecutar su plan”, señaló un documento judicial. Los $14,000 robados, sumados a los pasaportes y el vehículo familiar, respaldan esta teoría.
Además, en su manifiesto, Casap justificaba la violencia como un “sacrificio necesario” para desestabilizar al gobierno, mencionando incluso la posibilidad de eliminar también al vicepresidente.
Nicole Ostrowski, abogada defensora de Casap, busca desestimar cargos como el de robo, argumentando que la fiscalía no ha presentado pruebas sólidas. “Es un adolescente, aún en la secundaria”, declaró, insinuando que su cliente podría haber sido influenciado o coaccionado.
Sin embargo, las autoridades destacan la premeditación: los cuerpos fueron identificados mediante registros dentales por su avanzado estado de descomposición, lo que sugiere que Casap ocultó los crímenes deliberadamente.
Violencia política en aumento
Este caso se suma a un inquietante patrón de ataques contra figuras políticas, en julio de 2024, Thomas Matthew Crooks, de 20 años, intentó asesinar a Trump durante un mitin en Pensilvania, siendo abatido por el Servicio Secreto.
Ambos casos reflejan la vulnerabilidad de líderes ante jóvenes radicalizados, muchos de ellos expuestos a teorías conspirativas en redes sociales y expertos en extremismo señalan que plataformas como Telegram se han convertido en caldo de cultivo para discursos de odio, especialmente entre menores.
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El adolescente enfrenta cadena perpetua por los asesinatos y hasta 20 años adicionales por los cargos federales. Su próxima comparecencia, prevista para este mes, podría definir si el caso se resolverá en un juicio o mediante un acuerdo. Mientras tanto, el FBI continúa investigando sus conexiones internacionales y el alcance real de su complot.
Este caso no solo expone la tragedia de una familia destrozada, sino que también alerta sobre los riesgos de la radicalización en la era digital, donde las fronteras entre la ficción extremista y la acción violenta son cada vez más difusas.