Indicadores clave y fricciones políticas marcan un turbulento rumbo económico por lo que podría presentarse una recesión en el país. Foto: Cortesía / Freepik
El fantasma de la recesión ronda la economía estadounidense apenas seis semanas después del regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. Aunque heredó un escenario estable con crecimiento del 2.5% en 2024, desempleo en mínimos históricos (3.7%) e inflación controlada (3.2%), su agenda proteccionista arancelaria, la apenas esquivada amenaza de un cierre gubernamental y los despidos y recortes masivos han convertido la “Trumpcesión” en la nueva palabra de Wall Street.
El detonante fue el anuncio de aranceles del 15% a importaciones chinas y europeas, replicado esta semana con represalias de la UE y Canadá por
58 mil millones. La medida, sumada a las acciones del polémico Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés ) que mediante despidos masivos busca recortar 3 billones en gasto público, ha desatado una tormenta perfecta: el índice VIX (miedo en mercados) escaló a 24 puntos, nivel no visto desde la pandemia, mientras el oro alcanzó $2,400 por onza, su precio más alto en una década.
El nuevo enfoque del presidente, que incluye la imposición de aranceles agresivos a importaciones de China, Canadá y México, está generando tensiones comerciales y dificultando la planificación de inversiones a largo plazo. Economistas como Lawrence J. White y Joe Foudy advierten que la incertidumbre derivada de estas políticas, combinada con problemas en la cadena de suministro y el endurecimiento del crédito, podría frenar la inversión empresarial y conducir a un círculo vicioso que exacerbe la desaceleración económica. La inestabilidad en el sector inmobiliario y el aumento de incumplimientos bancarios son también factores que elevan el riesgo de una recesión.
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Mientras tanto, Trump intenta proyectar una imagen de resiliencia a largo plazo. Durante una reciente entrevista en Fox News, afirmó que “se necesita tiempo” para que sus políticas surtan efecto, asegurando que está “trayendo la riqueza de vuelta a América”.
Sin embargo, este comentario contrasta con su anterior hábito de atribuirse el éxito inmediato del mercado, generando dudas sobre la viabilidad de sus estrategias económicas. Además, el hecho de que el propio Trump esté utilizando sus recursos personales para apoyar a aliados como Elon Musk –quien enfrenta desafíos en Tesla debido a protestas, vandalismo y problemas en lanzamientos de su cohete Starship– refuerza la imagen de una administración que mezcla intereses privados y públicos, alimentando aún más la incertidumbre.

Patrones alarmantes
Esta semana, el modelo del Banco de la Reserva Federal de Atlanta proyectó una contracción del PIB de -2.8% para el primer trimestre de 2025. Aunque la Casa Blanca atribuyó la cifra a “importaciones récord de oro”, analistas como Jason Schenker de Prestige Economics ven un patrón alarmante:
“La confianza del consumidor cayó 8% en marzo, las consultas por seguros contra impagos subieron 35%, y el sector manufacturero contrajo su actividad por tercer mes consecutivo”, señala.
El escenario contrasta con la herencia de Biden: 15 millones de empleos creados, inversión récord en energías limpias ($620 mil millones) y un dólar estable. Sin embargo, la nueva agenda comercial de Trump —que incluye aranceles del 20% a vehículos europeos— ya afecta a estados clave.
En Michigan, 4,000 trabajadores de automotrices fueron suspendidos esta semana ante las represalias de la UE, mientras agricultores de Iowa reportan pérdidas del 12% por cierres de mercados en México.
La tensión llegó a su clímax durante un evento en la Casa Blanca, donde Trump intentó promocionar su compra de un Tesla Cybertruck junto a Elon Musk; la farsa se tornó incómoda cuando el periodista Peter Doocy de Fox News lo confrontó: “¿Asume responsabilidad por el desplome de los fondos de retiro y la incertidumbre laboral?”.
Trump esquivó: “Biden dejó una economía horrible… las guerras son culpa de él”, omitiendo que el índice S&P 500 cayó 9% desde enero y que 18 estados reportan aumentos en solicitudes de desempleo.
Musk, con gafas oscuras y silencio cómplice, personificó la complicidad corporativa: Tesla, que recibió 5 mil millones en subsidios trumpistas, acumula una deuda de 34 mil millones mientras su valor bursátil se desploma 28%.
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La Reserva Federal enfrenta un dilema: recortar tasas para estimular la economía (hoy en 6.5%) o mantenerlas altas contra la inflación repuntando al 4.1%. Mientras, el 65% de estadounidenses vive cheque a cheque y las tensiones geopolíticas —con Ucrania y Gaza en llamas— complican el panorama.
Aunque Trump insiste en que “hacemos a EE.UU. fuerte otra vez”, datos de Morgan Stanley muestran que el comercio global podría contraerse 4% en 2025 por sus aranceles.
Mientras el fantasma de la “Trumpcesión” se cierne, millones miran con incertidumbre un futuro donde las promesas de grandeza y “la era dorada
chocan con la cruda realidad de una economía al borde del abismo.