TONATIERRA

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Salvador Reza

Phoenix, Aztlán

srza@aol.com

602.446.9928

(Donde vive el espíritu de la verdad)

En la lucha campal librada en el cabildo del Ayuntamiento de Phoenix de máscara contra cabellera, desenmascaramos a la alcaldesa Kate Gallego y salimos trasquilados por la universidad y las corporaciones que fueron las que al final salieron ganando.

Igual como en la lucha libre los porrazos se lo llevan los luchadores, los empresarios son los que agarran las ganancias de las entradas y se van camino al banco con el maletín repleto de billetes.

Pero vamos a ver qué se vio detrás de la máscara de la Kate: Primero que todo su sonrisa imborrable es plástica y postiza. Detrás de esa sonrisa está una cara fría, sin sentimientos y calculadora.

También el signo de dólares se refleja en él brillar de sus ojos y cuando una universidad como la GCU se le acerca a susurrarle al oído, pues no se puede resistir. Además el cabildo se convirtió en una lucha de relevos; fue una lucha campal de cuatro contra cuatro.

Por un lado estaban los buenos los tal llamados progresistas que lucharon por el pueblo alojado en las casas móviles y por otro lado se encontraban los rudos, defensores  de las grandes empresas que no se tentaban el corazón al jalar las greñas, picar ojos, y dar golpes bajos, no solo dentro del ring pero afuera del ring también.

La primer patada voladora  vino de los progresistas al poner una moción para dar 18 meses de extensión a los inquilinos y dueños de las casas móviles, un patadón que los rudos esquivaron con facilidad estirando la mano en el signo de amistad y los progresistas ingenuos pensando que ya habían cambiado de parecer devolvieron el gesto comentando “parece ser que quieres ayudar a las familias desamparadas,” para luego ser pateados con golpes bajos estando ya en el piso.

Fue entonces que la Kate Gallego brincó desde lo alto de las cuerdas para sellar el destino de cientos de niños hombres y mujeres y ponerlos en las calles de Phoenix con decenas de miles de desamparados que también están por ser desechados por orden de un juez.

Pero igual como en la lucha libre la lucha no ha terminado y hay más batallas por librar, pues el estado del Ayuntamiento de Phoenix a pesar del maquillaje y de las máscaras de las Kate Gallego es deplorable para los pobres y para nuestro pueblo. Quizás para los grandes empresarios la ciudad de Phoenix sea un lecho de rosas dónde inversionistas extranjeros se llenan las bolsas de dinero comprando y vendiendo terrenos, lucrando del sufrimiento del obrero trabajador.

Pero cuando entramos a los barrios, a los estacionamientos de trailas, a la famosa zona de desamparados, la pobreza y la drogadicción los convierten en escenas de ultratumba lado a lado de universidades lujosas y fraccionamientos con guardias de seguridad y rejas para que no se acerque la chusma.

Kate Gallego y la ala derecha de la ciudad de Phoenix piensan que han ganado una gran victoria, sin darse cuenta que para algunos de ellos será el principio del fin de su carrera política.

Al fin y al cabo como todo luchador serán reemplazados por los empresarios en el momento que ya no le sirvan, al perder la máscara Kate Gallego, ya no podrá aparentar lo que no es y aunque se diga amiga del pueblo y defensora de las causas justas, nadie se lo va a creer y al igual que Arpaio, llegará el día que también perderá su puesto.

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