La esposa de votante republicano, Camila Muñoz, defiende políticas de Trump tras ser detenida por ICE durante su luna de miel en Puerto Rico. Foto: Cortesía / Bradley Bartell
Camila Muñoz, ciudadana peruana casada con un elector republicano, pasó ocho semanas en un centro de detención migratoria tras expirar su visa. A pesar de la experiencia, que incluyó convivir con madres separadas de sus hijos y enfrentar condiciones precarias, afirma apoyar las políticas de deportación de Donald Trump. “Confío en que lo hace para proteger el país”, dijo a Newsweek en una entrevista exclusiva.
Muñoz llegó a Wisconsin en 2019 con una visa de trabajo-estudio, que expiró durante la pandemia. Mientras trabajaba en agricultura, conoció a su esposo, Bartell, con quien se casó en 2023. En febrero, durante su luna de miel en Puerto Rico, autoridades de ICE la detuvieron al regresar a Estados Unidos. Aunque tramitaba su residencia permanente, fue enviada a un centro en Arizona.
En el centro, Muñoz denunció alimentos de baja calidad y un ambiente hostil. Pero lo más impactante, dijo, fue conocer a mujeres embarazadas o con hijos esperándoles fuera. “No puedo imaginar su dolor”, relató. Aunque critica la lentitud de los trámites —con 3.7 millones de casos pendientes en cortes—, insiste en “confiar en el proceso”.
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Pese a su odisea, Muñoz califica a Trump de “superinteligente” y respalda su línea dura: “Entiendo que busque seguridad contra pandillas”. Su esposo, Bartell, votante comprometido de Trump, reconoce “errores en la implementación”, pero justifica las redadas: “No queremos narcos aquí”. Ambos creen que, tras su audiencia del 16 de abril, lograrán la residencia.
¿Políticas que atrapan a inocentes?
El caso evidencia un debate nacional: mientras la Casa Blanca defiende deportar a todo indocumentado —”son criminales por estar ilegalmente”, dijo su portavoz—, críticos señalan que ICE está deteniendo a personas sin antecedentes.
Muñoz, quien trabajó en hoteles y granjas, representa a quienes apoyan las metas de Trump pero piden agilizar trámites legales.
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Con audiencias migratorias que tardan años, Muñoz cuestiona la espera en detención: “Prefiero saber mi destino rápido, aunque sea deportación”. Expertos atribuyen el colapso a falta de jueces y recursos. Mientras, ella sigue en limbo: “Si me deportan, lo aceptaré. Solo quiero vivir sin miedo”, concluyó.
En un país polarizado, su historia personifica las contradicciones de una política que promete orden, pero deja cicatrices en familias legales e ilegales por igual.
