Baja tasa de natalidad en Arizona

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Estudios recientes muestran que las nuevas parejas prefieren dedicarse a su crecimiento personal y profesional antes de tener hijos y esa tendencia ha llevado al descenso en las tasas de natalidad en Arizona y todo el país. / CORTESIA: Pexels / Laura García

Menos bebés en Arizona, nuevas parejas prefieren desarrollarse que tener hijos

Estadísticas oficiales del Departamento de Servicios de Salud de Arizona (ADHS, por sus siglas en inglés), mostraron que sigue bajando drásticamente el número de bebés que nacen en el estado, sobre todo en los últimos 15 años.

Esa misma tendencia ocurre a nivel nacional, pero Arizona junto con Utah y Nevada, son los 3 estados con mayor disminución, lo cual expertos de organismos no gubernamentales consideran que, de continuar, dentro de 6 años este fenómeno irremediablemente llevará al país a un grave caos  socioeconómico, con una población envejecida y con mayor necesidad de atención médica, porque la mayoría serán mayores de 65 años, que es la edad de la jubilación en la que hombres y mujeres ya no son considerados económicamente activos. 

Como consecuencia, menos producción por falta de personas en edad de trabajar, mayor carga financiera por el aumento de gastos y disminución de ingresos tributarios para las arcas públicas ponen a cualquier país en riesgo de un colapso financiero.   

El ADHS y los CDC revelan que la tasa de natalidad nacional cayó 23% entre 2007 y 2022, sobre todo en estados del oeste y suroeste, pero casi en ninguno disminuyó tanto como en Arizona, donde bajó 36.1%, solo superada por Utah con 36.2%, según un informe de Axios que cita nuevos datos de los CDC (Centros para el Control de Enfermedades) de los Estados Unidos.

Los datos muestran que en dicho periodo, los nacimientos de bebés se redujeron de 14.3 a 11.1 por cada 1,000 habitantes, es decir, casi el 23%; a Arizona le sigue Nevada con una disminución de 34.0%.

De acuerdo a la agencia estatal, en el estado hubo 77,916 alumbramientos en el año 2021, en el 2022 aumentaron a 79,137 pero en el año que acaba de concluir disminuyeron a 78,494.

Atrás quedaron los años cuando los bebés traídos al mundo en tierras arizonenses superaban los 80,000:  85,725 en 2012, 86,648 en 2014, 85,024 en 2015 y 80,539 en 2018, sólo por mencionar algunos, pues a partir del 2019 los nacimientos no han vuelto a alcanzar dicha cifra.

Axios Phoenix, una empresa especialista en estudios socioeconómicos, atribuye esa reducción a innumerables factores, uno de ellos es el financiero, donde trabajan hombre y mujer para estar bien financieramente dejando para después tener hijos, que en ocasiones no llegan por distintas razones; también influye el más fácil acceso a recursos de planificación familiar y la “opción” del aborto en caso de embarazos no planeados.

Existe la sensación entre las personas y familias de que necesitan menos hijos para mantenerse financieramente a medida que envejecen.

Otro factor es el “malthusianismo”, una doctrina expuesta por el economista británico T. R. Malthus, que recomienda el control de la natalidad como medio de adecuar la población a los recursos; esencialmente, es el temor de que la superpoblación resulte en demasiada gente y muy pocos recursos.

Esa teoría, popular entre muchos científicos sociales y formuladores de políticas en las últimas décadas, y que a menudo sustenta la retórica antiinmigración, es apoyada entre algunos activistas climáticos que argumentan que el planeta ya no puede soportar una presencia humana creciente.

Un país de “viejos”

Pero expertos de Brookings Institution temen que si los nacimientos siguen cayendo demasiado, se producirá una crisis en la que habrá muy pocos jóvenes para cuidar de una población que envejece. Este es un tema particularmente grave en Japón, que tiene una de las poblaciones más viejas del mundo y donde la tasa de natalidad cayó a un mínimo histórico el año pasado.

Señalan que si bien el número de nacimientos aumentó ligeramente de 2021 a 2022, la población total del país disminuyó de 333.3 a 331.9 millones; y consideran que la estabilización de la era COVID y el repunte de las tasas de natalidad en 2022, pueden ser sólo a corto plazo, y continuará una tendencia de reducción en curso que viene desde el 2007.

Cifras de la Oficina del Censo indican que en 2023 llegó a 335,893,238 personas; sin embargo la misma agencia tiene pronosticado que en las próximas décadas esas cifras variarán considerablemente.

Actualmente en Estados Unidos hay 71 millones de personas tienen 65 años o más y 69 millones son menores de 18 años; con una reducción casi nula de la llegada de más inmigrantes, a partir del 2029 tendrá una población envejecida, pues los adultos mayores superarán en número a los niños. 

La superioridad numérica de las personas mayores significará menos trabajadores; combinados con los niños en tierna edad representarán el solo 40% de la población, así que alrededor del 60% de la población en edad de trabajar (entre 18 y 64 años) pagará la mayor parte de los impuestos de la Seguridad Social y Medicare.

El envejecimiento natural de la población será negativo, ya que a partir del 2038 habrá 13,000 muertes más que nacimientos debido a la edad y por esta misma disminuirá la fertilidad; y ese déficit aumentará a 1.2 millones más fallecimientos que nacimientos para el año 2100.

En el escenario de baja inmigración, la población estadounidense se reducirá a 319 millones de personas en 2100 desde la población actual de 333 millones de residentes. 

Falsa retórica

En un reciente evento provida en el centro de Phoenix, Andrea Friedman, directora de Mercado de la organización “Voces Para los que no tienen Voz”, se dirigió a una multitud, especialmente a las mujeres, para pedirles que no se auto marginen del sagrado derecho a tener hijos, que de ninguna manera son un “estorbo” para realizarse personal y profesionalmente, porque eso es falsa retórica.

Les dijo: “Como una mujer joven y orgullosa de ser latina, me siento honrada de celebrar con ustedes nuestro sueño de un mundo en el que se valore cada vida y nadie enfrente sola un embarazo no planeado.

Sin embargo, hay mucho todavía por hacer porque hoy en día, a muchas mujeres se les está mintiendo”.

Agregó la activista: “Como mujeres jóvenes, nos piden renunciar a nuestra capacidad de tener hijos. Y si quedamos embarazadas, nos enseñan a no esperar grandes cosas de nuestras vidas, porque, aparentemente, los hijos matan nuestros sueños. Hoy en día, la sociedad por lo general nos ha puesto en contra de nuestros hijos y nos da el mensaje de que no podemos tener ambos, que debemos decidir entre nuestra felicidad o la de ellos. Así no es como se ve el empoderamiento. 

Friedman insistió a las mujeres: “Las invitamos a ver que su futuro es brillante, que sus deseos para sí misma y los de sus hijos pueden existir en el mismo mundo. Las apoyaremos en sus lugares de trabajo, en las escuelas, en las iglesias y en sus hogares. Este es el verdadero empoderamiento”, finalizó.

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