El presidente Joe Biden hizo historia el martes cuando visitó Michigan en una muestra de lealtad a los trabajadores automotrices que están en huelga por salarios más altos ante los aumentos del costo de vida.
Biden busca pulir su personalidad pro-sindicato, convirtiéndose en el primer presidente en ejercicio en aparecer en una manifestación.
Hablando a través de un megáfono, les dijo a los trabajadores automotores en huelga en el condado de Wayne: “Ustedes merecen lo que ganaron, y han ganado muchísimo más de lo que les pagan ahora”.
Un periodista preguntó si Biden respaldaba la demanda del sindicato de un aumento salarial del 40% en cuatro años; los trabajadores sindicales que estaban cerca de él dijeron que sí, y Biden respondió de la misma manera, según un informe del grupo de prensa.
Esa respuesta pareció alejarse de la posición de la Casa Blanca de mantenerse al margen de las negociaciones y dejar los detalles específicos a los sindicatos y la dirección.
Más tarde ese mismo día, la Casa Blanca publicó una transcripción en la que se citaba a Biden diciendo: “Sí, creo que deberían poder negociar eso”. Esa declaración está más alineada con la posición anterior de la Casa Blanca sobre las negociaciones.
Con solo presentarse, Biden sentó un nuevo precedente para los presidentes estadounidenses sobre cómo responder a futuros ataques y los dirigentes sindicales y sus aliados en el Congreso ahora pueden esperar que un presidente que dice estar a favor de los sindicatos se una a ellos invocando a Biden como ejemplo.
La huelga del UAW contra las tres grandes compañías automotrices (General Motors, Ford y el fabricante de Chrysler Stellantis) ha entrado en su undécimo día. Al viajar al condado de Wayne por invitación del presidente del sindicato Shawn Fain, Biden se posicionó directamente del lado de los trabajadores en huelga, después de que la Casa Blanca pasó semanas analizando en silencio si podía desempeñar un papel más neutral en la mediación en la disputa entre los trabajadores y la patronal.
La aparición de Biden también reflejó la realidad política del momento. Mientras se postula para un segundo mandato, necesita ganar estados del Rust Belt como Michigan y no puede darse el lujo de alienar a los trabajadores y sus familias alineándose con ejecutivos corporativos bien pagados.
A los presidentes a menudo les gusta reservarse espacio en esos enfrentamientos para que ambas partes los consideren un intermediario justo y a Biden también le preocupaba intervenir demasiado directamente en una huelga cuyo costo económico ya superó los 1,600 millones de dólares.
Cuanto más se involucra Biden, mayor es el riesgo de que termine siendo dueño del resultado, para bien o para mal, dijeron personas familiarizadas con el pensamiento de la Casa Blanca sobre el tema, además, no tenía mucha relación personal con Fain, un progresista que no encaja en el molde de los jefes sindicales tradicionales más familiares para Biden durante su larga carrera en política.
Fain estuvo entre los que saludaron a Biden en la pista el martes cuando el Air Force One aterrizó en Romulus, Michigan.
