La esperanza de vida en se desplomó durante la pandemia: 76.3 años en 2020 y 75 años en 2021. CORTESIA: Freepik
Un estudio revelador sitúa a Arizona como el tercer estado con mayor deterioro en esperanza de vida de Estados Unidos. Los datos del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) analizados por expertos en longevidad muestran que el estado experimentó una caída anual promedio del 1.58% entre 2018 y 2021. Esta reducción supera el doble del promedio nacional y solo es superada por Nuevo México (-1.84%) y Misisipi (-1.67%).
La esperanza de vida en Arizona mostró una breve mejoría en 2019 (78.8 años), pero se desplomó durante la pandemia: 76.3 años en 2020 y 75 años en 2021. Esto representa una pérdida de 3.8 años en solo tres años, la tercera contracción más abrupta del país.
La brecha de género se amplió drásticamente: los hombres arizonenses tenían una esperanza de vida de 72 años en 2021, frente a los 78.3 años de las mujeres—una diferencia de 6.3 años que refleja vulnerabilidades socioeconómicas y de acceso a salud.
A nivel nacional, la esperanza de vida cayó a 76.1 años en 2021, el nivel más bajo desde 1996. Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades atribuyen esta reducción histórica principalmente al COVID-19, responsable del 50% del descenso, seguido por sobredosis de drogas, enfermedades cardíacas y hepáticas.
Arizona no fue ajeno a esta tendencia: el COVID-19 fue la principal causa de muerte en 2021 (19.59% del total), seguida por enfermedades cardíacas (13.1%) e intoxicaciones (4.07%) 8.
Disparidades étnicas y geográficas
El impacto fue especialmente devastador para comunidades vulnerables; los nativos americanos en el país experimentaron una caída de 6.6 años en esperanza de vida desde 2019, reduciéndose a 65.2 años en 2021, similar al promedio nacional de 1944.
En Arizona, condados con alta población indígena y latina registraron tasas de mortalidad por COVID-19 hasta un 40% superiores a la media estatal, mientras estados como Massachusetts limitaron su descenso anual al 0.2%, los del sur y suroeste, con sistemas de salud fragmentados y altas tasas de pobreza, sufrieron los mayores retrocesos.
Aunque datos preliminares de 2023 muestran una ligera recuperación nacional (78.39 años), Arizona aún no recupera los niveles prepandemia. Expertos advierten que factores estructurales—como el acceso limitado a servicios preventivos, la crisis de opioides (Arizona ocupa el puesto 18 en muertes por intoxicación) y los efectos del cambio climático—podrían prolongar la crisis.
La gobernadora Katie Hobbs ha declarado que revertir esta tendencia requiere “inversiones urgentes en salud pública, especialmente en comunidades rurales y fronterizas”.
La caída de Arizona subraya una realidad nacional: la esperanza de vida no es solo un indicador médico, sino un reflejo de desigualdades profundas que la pandemia exacerbó. Sin políticas focalizadas, el estado podría enfrentar décadas de consecuencias demográficas y económicas.