Donald Trump explicó su decisión de pausar los aranceles recíprocos durante 90 días, excepto a China, declarando a la prensa en la Casa Blanca que la gente estaba “un poco nerviosa”. Foto: Cortesía / Casa Blanca @EmbChinaMex
Los aranceles récord impuestos por Estados Unidos y China, 125% y 84% respectivamente, tensan la economía global y amenazan con desencadenar despidos masivos en ambos países. Mientras Washington exportó $143,500 millones en bienes a China en 2024, el flujo inverso superó los $439,000 millones, ampliando un déficit comercial histórico de $295,000 millones para Estados Unidos.
Las exportaciones clave de Estados Unidos afectadas por los nuevos aranceles chinos incluyen soja (ya castigada desde 2018), aeronaves, microchips, fármacos, petróleo y autos.
La soja, que representó 25% de las exportaciones agrícolas en 2023, podría repetir el colapso de 2018, cuando las ventas a China cayeron 74% en meses. Empresas como Boeing y farmacéuticas como Pfizer también enfrentan riesgos ante precios menos competitivos.
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China domina el suministro de electrónicos a Estados Unidos 99% de los teléfonos, computadoras y consolas importadas en 2024 fueron fabricadas allí. Los aranceles de Trump apuntan también a electrodomésticos, juguetes y calzado: 56% de los zapatos en el país, son chinos.
“Subirán precios o habrá despidos”, advierte Footwear Distributors & Retailers of America, que representa a marcas como Nike.
Colin Grabow del Instituto Cato señala que incluso si Trump retira los aranceles —algo improbable—, el daño persiste: “Estados Uniodos perdió credibilidad al violar tratados comerciales. Las empresas necesitan certezas, no caos”. La incertidumbre ya frena inversiones: en 2024, 40% de las pymes estadounidenses reportaron dificultades para planificar ante cambios arancelarios abruptos.
Mientras China intenta reducir su dependencia de microchips occidentales, Estados Unidos busca relocalizar fábricas de electrónicos, lo que tomaría una década.
¿Por qué no se pausaron aranceles a China?
En un giro esperado ante el desplome económico, el presidente Donald Trump anunció una pausa de 90 días en la mayoría de los aranceles globales, mientras elevaba al 125% los impuestos a importaciones chinas. La medida, difundida mediante un polémico post en Truth Social, desató una euforia inmediata en Wall Street, aunque expertos advierten que la tregua es frágil y el conflicto con Pekín profundiza el riesgo de recesión.
Trump explicó su decisión de pausar los aranceles recíprocos durante 90 días, declarando a la prensa en la Casa Blanca que la gente estaba “un poco nerviosa”.
“Bueno, pensé que la gente se estaba pasando un poco de la raya”, dijo el presidente cuando un periodista le pidió que explicara su decisión. “Se estaban poniendo nerviosos, un poco nerviosos, un poco asustados… porque tenemos un gran trabajo por delante”.
Billones de dólares se evaporaron del mercado en los últimos días y el S&P 500 rozaba la zona bajista la mañana del miércoles. La incertidumbre sobre la guerra comercial del presidente también afectó al mercado de bonos, ya que los aranceles recíprocos de Trump entraron en vigor a la medianoche del miércoles.
Trump hizo referencia a la caída del mercado de bonos el miércoles, declarando a la prensa en la Casa Blanca que “la gente estaba un poco nerviosa”.
El S&P 500 subió 7.8% este miércoles, recuperándose de una caída matutina impulsada por el pánico a una escalada arancelaria global. El Dow Jones ganó 2,476 puntos (6.6%) y el Nasdaq un 9%, su mayor alza en un día desde 2020.
“Los mercados respiran, pero esto no resuelve la inestabilidad: Trump enciende y apaga aranceles como un interruptor”, criticó Scott Lincicome del Instituto Cato.
La estrategia: aislar a China
Trump justificó el alza a Pekín por su “falta de respeto a los mercados mundiales”, mientras ofreció a otros 75 países una reducción temporal al 10% si evitan represalias. El movimiento busca reenfocar la guerra comercial como un duelo bilateral EE.UU.-China, aunque detalles sobre cómo se aplicarían los recortes siguen sin claridad. “El mundo quiere arreglar el comercio con Trump; China eligió el camino opuesto”, tuitió el secretario de Comercio, Howard Lutnick.
Pekín elevó sus aranceles a productos estadounidenses del 34% al 84%, sumando 12 empresas más a su lista de control. “Estados Unidos comete error tras error”, denunció el Ministerio de Finanzas chino.
Trump, en un discurso, insistió: “Ellos quieren un acuerdo, pero no saben cómo empezar”. Las conversaciones bilaterales están congeladas, y el mandatario estadounidense advirtió: “Hasta que haya trato, seguirá al 125%”.
El crudo estadounidense tocó 56.98—mínimo desde 2021— antes de rebotar a 60.79 tras el anuncio. Mientras, la Unión Europea aprobó aranceles del 25% sobre $20,000 millones en productos estadounidenses, desde textiles hasta lácteos, en respuesta a los impuestos de Trump al acero y aluminio. “Son dañinos y sin justificación”, dijo la Comisión Europea, aunque dejó abierta la negociación. Trump contraatacó con una amenaza: 200% de impuestos a vinos franceses.
Analistas temen que la guerra comercial estrangule cadenas de suministro y eleve precios, alimentando presiones inflacionarias. Con 60% del fentanilo entrando por Phoenix y una economía china en desaceleración, el impacto podría ser global. En EE.UU., republicanos enfrentan el fantasma de una recesión en año electoral. “Las empresas no invertirán aquí con esta volatilidad”, alertó un gestor de fondos de Nueva York.
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¿Tregua o táctica?
Aunque la pausa arancelaria calmó mercados, la UE y China dudan de la sostenibilidad de la estrategia trumpista. Mientras Von der Leyen ofrece “tarifas cero por cero”, Trump insiste en que la UE se creó para “dañar a EE.UU. en comercio”. Para Pekín, el mensaje es claro: la administración actual prefiere la confrontación al diálogo.
En medio de la incertidumbre, una pregunta flota en Washington: ¿Es esta pausa el preludio de un armisticio o solo un respiro táctico? Con Trump enfocado en China y aliados desconfiados, la calma en Wall Street podría ser tan efímera como un tuit.