El candidato republicano y criminal convicto Donald Trump, con sus hijos Donald Jr. y Erick, así como su compañero de fórmula JD Vance, ahora candidato a vicepresidente, durante la Convención Nacional Republicana. SCREENSHOT: RNC
La cultura de la violencia política y armada, alcanza a su principal promotor
Tras el atentado contra el candidato republicano y criminal convicto Donald Trump, muchos republicanos se indignaron y rápidamente culparon los demócratas e incluso al propio presidente Joe Biden por la retórica incendiaria y crear una atmósfera política tóxica, pasando por alto que el tirador es un votante registrado de su propio partido.
Igualmente pasaron por alto su propia retórica, que durante años ha dividido al pueblo estadounidense y señalaron a Biden y los demócratas por afirmar que Trump es una amenaza para la democracia estadounidense debido a sus propias declaraciones de que sería un dictador desde el primer día en el cargo.
“La premisa central de la campaña de Biden es que el presidente Donald Trump es un fascista autoritario al que hay que detener a toda costa. Esa retórica condujo directamente al intento de asesinato del presidente Trump”, tuiteó JD Vance, ahora compañero de Trump en la fórmula MAGA a la presidencia de los Estados Unidos.
La verdad no peca, pero incomoda
El presidente Joe Biden llamó a bajar la temperatura política, condenó el ataque y confortó a las víctimas que fueron alcanzadas por las balas de Thomas Matthew Crooks, en Butler, Pensilvania, pero en reciente entrevista señaló que decir la verdad sobre Donald Trump, no es incitar a la violencia.
Y no es mentira señalar que Trump es una amenaza para la democracia ¿De qué otra manera se podría caracterizar a un hombre que intentó anular los resultados de una elección legítima en 2020 para su propio beneficio?
Trump ha dicho que quiere enviar tropas armadas a las calles para arrestar a millones de personas, sobre todos a los inmigrantes, despedir a decenas de miles de trabajadores federales y reemplazarlos con leales y usar el poder de su cargo para castigar a sus enemigos políticos.
Pero la realidad es que Donald Trump sigue siendo un criminal convicto, declarado culpable de 34 cargos criminales por un jurado de Manhattan; también fue declarado culpable de agresión sexual, difamación, fraude y evasión de impuestos y aunque hábilmente ha manipulado el sistema para posponer sus juicios, todavía tiene 3 procesos pendientes.
La realidad es que Trump tiene años llamando a la prensa “enemigos del pueblo”, diciendo que “los demócratas odian a Estados Unidos”, poniendo apodos a todo aquél que ose contradecirlo e incluso expulsando del Partido Republicano a los verdaderos conservadores que no le demuestren lealtad ciega.
El lenguaje virulento de Trump inició desde el 2016 al burlarse de un reportero discapacitado; decir que puede disparar a alguien en la Quinta Avenida y no perder ni un solo voto, o llamando a sus seguidores a golpear a los manifestantes y él pagaría los gastos legales, hasta el llamado a participar en el asalto al Capitolio, diciendo que “será salvaje”.
La tendencia MAGA
El lenguaje violento e intimidatorio ha trascendido a la base MAGA, donde diversos personajes como Kari Lake, en repetidas ocasiones han glorificado el uso de la violencia y prácticamente amenazado con una rebelión armada en caso de que los resultados políticos de la elección 2024 no les favorezcan y se niegan a decir que aceptarán otra cosa que no sea un triunfo.
Lake tuvo sus líneas al amenazar con las armas “si tocan al Presidente Trump” o a “fajarse una Glock por si acaso”, al igual que Mark Robinson aspirante a gobernador de Carolina del Norte que hace apenas un par de semanas señaló que “algunas personas merecen ser asesinadas”.
Los fanáticos MAGA no han dudado en tomar sus armas e ir incluso a una Guerra Civil, como lo demostraron durante el ataque al Capitolio el 6 de enero del 2021 y de hecho se han burlado en tono amenazante al afirmar que esa “no hemos visto una insurrección”.
Pese al llamado a bajar la temperatura política, la retórica incendiaria no ha bajado durante la Convención Nacional Republicana en Milwakee, Wisconsin y tampoco su fanatismo por las armas; de hecho durante el evento se estuvieron sorteando rifles AR-15, el mismo tipo de arma que usó el tirador contra Trump y el favorito de los asesinos en masa que tantas vidas inocentes han arrebatado en el país.
Recientemente el Cirujano General de los Estados Unidos, Vivek Murthy emitió un aviso señalando que las armas son una de crisis de salud nacional, la respuesta de los republicanos e incluso del propio Donald Trump en su reciente discurso ante la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés) no podría ser más desafiante: “Vengan por ellas” y reconoció que pese a la presión cuando fue presidente “no hizo nada para detener la venta de armas”.
El discurso virulento y la pasión por las armas de grueso calibre son el sello distintivo de la corriente MAGA, pero esta vez, fueron alcanzados por sus propios disparos y recibieron una dosis de su propia medicina.