El presidente Donald Trump explora vías para mantenerse en el poder pese a prohibición Constitucional. Foto: Cortesía / Facebook Donald J. Trump
En una reciente entrevista con NBC News, el presidente Donald Trump insinuó que no descarta buscar un tercer mandato en la Casa Blanca, desafiando la Vigesimosegunda Enmienda de la Constitución estadounidense, que limita a dos los períodos presidenciales y sus declaraciones han desatado un debate sobre los límites del poder ejecutivo y los posibles resquicios legales para prolongar su liderazgo.
La Vigesimosegunda Enmienda, ratificada en 1951 tras los cuatro mandatos de Franklin D. Roosevelt, prohíbe expresamente que una persona sea elegida presidente más de dos veces. Sin embargo, Trump y sus aliados han sugerido estrategias para sortear esta restricción. En la entrevista, el mandatario afirmó: “Hay métodos con los que se podría hacer”, aunque evitó detallarlos.
Steve Bannon, estratega clave de Trump, ha impulsado la idea públicamente, afirmando en NewsNation: “Trump correrá y ganará en 2028” y al cuestionarle sobre la anticonstitucionalidad un tercer mandato señaló que “estamos trabajando en eso”.
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La intención de permanencia de Trump en el poder no es cosa nueva, sin embargo uno de los primeros indicios serios se dio el pasado 19 de febrero, cuando en las redes sociales oficiales de la Casa Blanca se publicó su imagen con una corona de rey, aunque algunos lo tomaron como una burla contra quienes lo acusan de encabezar una oligarquía.
Sin embargo, figuras republicanas como el senador John Curtis han ridiculizado la propuesta: “No apoyaría un tercer mandato ni para George Washington”.
Si Trump lograra un tercer mandato, Estados Unidos se uniría a países como Rusia o China, donde líderes han extendido su poder mediante reformas constitucionales. Expertos en derecho internacional advierten que esto erosionaría la imagen de Estados Unidos como faro democrático.
Los posibles escenarios
Expertos legales como Stephen Gillers, profesor de derecho en la Universidad de Nueva York, han teorizado sobre posibles vías:
La Estrategia Vance: Nominar a Trump como vicepresidente en una fórmula encabezada por el actual vicepresidente JD Vance. Si ganaran, Vance renunciaría, permitiendo a Trump asumir la presidencia. Gillers argumenta que la Enmienda 22 solo prohíbe ser elegido presidente tres veces, no asumir el cargo por sucesión 179.
Renuncia en Cadena: Vance se postularía con otro vicepresidente (ej. Donald Trump Jr.). Tras ganar, el vicepresidente renunciaría, Vance nombraría a Trump como su reemplazo y luego renunciaría él mismo, dejando a Trump en el poder.
Otra opción es que Trump se convierta en el nuevo Presidente de la Cámara, el tercero en el orden presidencial y que la fórmula ganadora de Presidente y Vicepresidente le ceda el poder.
No obstante, la Enmienda 12ª establece que nadie “inhabilitado constitucionalmente para la presidencia” puede ser vicepresidente, lo que podría bloquear estos planes. Derek Muller, experto en derecho electoral, advierte que cualquier intento enfrentaría impugnaciones judiciales inmediatas.
También se la lanzado la idea de que Donald Trump Jr. sea el candidato, pero su padre sería el “poder detrás” del trono o el “presidente invisible”.
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Otra vía sería modificar la Constitución, pero esto requiere el respaldo de dos tercios del Congreso y 38 estados. Neama Rahmani, exfiscal federal, considera esto “imposible” dada la polarización política actual. Incluso si los republicanos controlaran 30 estados —como en 2024—, necesitarían convencer a 8 más, incluyendo algunos demócratas.
Contexto histórico
Franklin D. Roosevelt es el único presidente que sirvió cuatro mandatos (1933-1945), pero su caso llevó directamente a la creación de la Enmienda 22. Trump, quien en 2024 se convirtió en el segundo presidente en ganar mandatos no consecutivos (tras Grover Cleveland), busca ahora romper otro tabú.
Sus comentarios no son nuevos: en 2020, ya insinuó que los republicanos tenían “derecho a otros cuatro años” tras su derrota.