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México juega sus cartas contra aranceles recíprocos impuestos por Donald Trump

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El pasado miércoles, el presidente Donald Trump firmó un decreto para imponer aranceles recíprocos a más de 60 países. Foto: Cortesía / Facebook Claudia Sheinbaum

La presidenta Claudia Sheinbaum enfrentó este miércoles la tormenta arancelaria de Donald Trump con un discurso de optimismo calculado. Durante su conferencia matutina, anunció un plan para fortalecer la economía nacional, que presentará este jueves, mientras negociadores mexicanos en Washington buscan un “trato preferente” para la industria automotriz, sector que aporta el 5% del PIB y genera un millón de empleos. La estrategia busca mitigar el impacto de los aranceles del 25% que Trump aplicará desde hoy a autos y autopartes, medida que amenaza con reducir hasta en $12,000 el costo de producción por vehículo en Norteamérica.

La Secretaría de Hacienda redujo su previsión de crecimiento para 2025 a un rango de 1.5%-2.3%, citando la “cautela empresarial” ante la política comercial estadounidense. Este ajuste contrasta con el 2.3% registrado en 2024 y se alinea con proyecciones más pesimistas, como el 1.2% de la OCDE 17. Sheinbaum, sin embargo, insiste en que la economía está “bien”, respaldada por un empleo récord y una inflación controlada del 4.3%, aunque analistas advierten que los aranceles podrían empujar al país a una recesión técnica en el tercer trimestre.

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México exporta el 83% de sus bienes a Estados Unidos, incluyendo el 87% de los 3.9 millones de vehículos fabricados en 2024. Esta dependencia explica por qué los aranceles al acero y aluminio, vigentes desde marzo, ya han obligado a empresas como Stellantis y GM a congelar $2,500 millones en inversiones 3. Sheinbaum negocia ahora exenciones para autopartes que cumplan con el T-MEC, tratado que exime el 40% de componentes fabricados en la región. “Queremos que los descuentos apliquen también para piezas mexicanas”, declaró el secretario de Economía, Marcelo Ebrard.

La presidenta ha evitado retaliaciones inmediatas, optando por apalancar la cooperación en seguridad. En febrero, el despliegue de 10,000 elementos de la Guardia Nacional en la frontera norte le permitió congelar los aranceles generales de Trump por un mes. Esta táctica, sin embargo, tiene límites: el flujo de remesas —$60,000 millones en 2024— podría desplomarse si EE.UU. intensifica deportaciones, afectando a 12 millones de familias.

Ante la crisis, México busca capitalizar el nearshoring. Sectores como tecnología y manufactura avanzada atraen inversiones, con proyectos logísticos y centros de datos que podrían recibir $30,000 millones en IED este año 5. No obstante, la falta de infraestructura energética y la informalidad laboral (54.3%) obstaculizan este potencial.

Mientras Trump anuncia su paquete arancelario “recíproco”, Sheinbaum insiste en que el impacto será global. Pero la realidad es clara: en este juego geoeconómico, México lleva desventaja. Su supervivencia dependerá de equilibrar la diplomacia con una reinvención productiva que, por ahora, sigue en papel.

Preocupan alzas en la industria automotriz

La decisión de Donald Trump de imponer aranceles del 25% a vehículos y autopartes no fabricados en Estados Unidos, anunciada el 2 de abril, ha desencadenado una ola de incertidumbre en México, donde la industria automotriz —responsable del 30% de las exportaciones manufactureras— enfrenta su mayor desafío en décadas. 

Según la Federación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (Fecanaco) de Sonora, esta medida no solo amenaza la estabilidad económica bilateral, sino que podría reconfigurar el mapa industrial de América del Norte.

México exportó 2.9 millones de vehículos a Estados Unidos en 2024, el 80% de su producción total, generando ingresos por 78,500 millones de dólares. Además, provee el 40,182,000 millones anuales. Sin embargo, los aranceles podrían reducir estas cifras drásticamente. Fabricantes como General Motors y Ford enfrentarían costos adicionales de 4,000 y 2,100 millones anuales, respectivamente, según estimaciones de la industria. Esto no solo afectaría su rentabilidad, sino que pondría en riesgo hasta 1 millón de empleos directos e indirectos en México, especialmente en regiones automotrices como el Bajío, Nuevo León y Coahuila.

El modelo de producción integrada de Norteamérica, donde las autopartes cruzan la frontera hasta ocho veces antes del ensamblaje final, está en jaque. El sistema “Justo a Tiempo”, clave para la eficiencia, colapsaría ante aranceles aplicados en cada traslado. Por ejemplo, una transmisión importada de México pasaría de 1,200 a 1,500 dólares, y un motor canadiense de 3,500 a 4,375. Esto elevaría el precio promedio de los autos en Estados Unidos entre 850 y 3,400 dólares, según el modelo, reduciendo las ventas hasta en 1 millón de unidades anuales.

Trump busca relocalizar fábricas en su país pero la construcción de nuevas plantas tomaría entre tres y cinco años, con inversiones millonarias. Mientras tanto, el “nearshoring” —la tendencia de empresas a acercar sus operaciones a Estados Unidos— podría frenarse. 

Según Fecanaco Sonora, el 65% de los proyectos de inversión en México están vinculados a esta industria, y la incertidumbre arancelaria ya disuade a inversionistas 

El gobierno mexicano, liderado por la presidenta Claudia Sheinbaum, negocia un “trato preferente” para vehículos con alto contenido estadounidense, aprovechando el T-MEC. Hasta el 82% de las exportaciones mexicanas cumplen con las reglas de origen del tratado, lo que las eximiría parcialmente de aranceles. No obstante, el proceso para certificar este contenido es complejo y podría demorar meses, según los analistas.

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Los aranceles agudizarían la inflación en Estados Unidos, donde el precio de los autos nuevos ya supera los 48,000 dólares en promedio. Estudios de la Universidad de Yale proyectan que los hogares estadounidenses perderían 1,600 dólares anuales en ingresos disponibles, mientras la inflación aumentaría un punto porcentual 7. Para México, una caída del 10% en las exportaciones automotrices reduciría el PIB en 0.8%, según BBVA 8.

La industria aguarda con escepticismo la implementación final de los aranceles. Aunque Trump insiste en que “protegerán empleos”, expertos coinciden en que el costo recaerá en consumidores y trabajadores de ambos lados de la frontera. Como resume Martín Zalazar de Fecanaco: “Es una tormenta perfecta: afecta cadenas de valor, empleos y la competitividad de Norteamérica frente a Asia y Europa”. 

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