Foto: Prexels
La habitación se encuentra detrás de una cerca de alambre y luego de puertas de hierro negro. Los guardias bloquean la entrada, lo que requiere una tarjeta de seguridad para acceder. El cristal que lo rodea es irrompible.
Lo que merece todas estas capas de protección es algo sorprendente: las máquinas tabuladoras que cuentan los votos durante las elecciones en el condado de Maricopa en Arizona. Las medidas de seguridad son un gasto necesario, dijo el registrador del condado, Stephen Richer, ya que Arizona y su condado más grande se han convertido en focos de desinformación electoral y teorías de conspiración que han llevado a amenazas y acoso casi continuos contra los trabajadores electorales.
“Lo que sería aún más vergonzoso es que no pudiéramos mirar a los trabajadores a los ojos y decirles: ‘Estamos haciendo todo lo posible para garantizar que estén a salvo'”, dijo.
El trabajo de Richer es supervisar el registro de votantes y la votación anticipada, pero desde que asumió el cargo en 2021, gran parte de su tiempo se ha desviado a prepararse para la desinformación y sus consecuencias. El estrecho resultado presidencial del estado en 2020 lo convirtió en un epicentro nacional de desinformación sobre fraude electoral, problemas con las máquinas de votación y resultados falsos.
Las afirmaciones falsas, promovidas por republicanos prominentes como el presunto candidato presidencial Donald Trump y la candidata al Senado de Arizona Kari Lake, han llevado a los manifestantes a manifestarse frente a los centros de conteo de votos y a patrullar los buzones de entrega. Las acusaciones han alimentado amenazas de muerte contra trabajadores electorales y sus familias y han llevado a altos funcionarios electorales a renunciar en todo Arizona.
El estado en disputa también se ha convertido en blanco de ataques de entrometidos electorales y otros malos actores que repetidamente intentan piratear o desactivar los sistemas electrónicos del estado, dijo el Secretario de Estado Adrián Fontes.
Los desafíos surgen cuando las oficinas electorales de todo el país se han enfrentado a preocupaciones crecientes, incluida la persistente desinformación y el acoso a los trabajadores electorales, falsificaciones de inteligencia artificial utilizadas para privar de sus derechos a los votantes, posibles ciberataques de gobiernos extranjeros y ataques criminales de ransomware contra sistemas informáticos. Muchas de estas oficinas carecen de personal y fondos suficientes, incluso cuando el gobierno federal ha dado la alarma sobre los intentos de interferencia extranjera en las elecciones de este año.
En Arizona, con una inminente revancha presidencial y una carrera de alto perfil por el Senado de Estados Unidos, el republicano Richer y el demócrata Fontes están tomando medidas más agresivas que nunca para reconstruir la confianza de los votantes, acabar con la desinformación y abordar de inmediato los ataques.
En entrevistas recientes y recorridos por sus operaciones, dijeron que esperan que sus esfuerzos sean suficientes para contrarrestar un ataque que saben que se avecina a medida que se acercan las elecciones generales de noviembre.
