No es su imaginación, si pasa por los puentes que cruzan en Río Salado, por primera vez en muchos años verá correr agua en grandes cantidades y lo mismo si todavía siente algo de frío en fechas en las que ya abundaban los shorts y las camisetas cortas.
El lado optimista del clima actual y las grandes lluvias es que se podría paliar la severa sequía que por décadas ha afectado Arizona y los lagos que cuyos registraron niveles históricos, se estarían revitalizando a medida que la nieve en las montañas empiece a derretirse.
Y es que según el Servicio Meteorológico Nacional, los primeros tres meses de 2023 son los más fríos desde 1998 con un promedio de 57,6 grados, pero lo que genera todavía más optimismo es que ha habido casi media pulgada más de lluvia, tras décadas de severa sequía.
En marzo, Phoenix experimentó las temperaturas máximas, mínimas y medias promedio más bajas, superando los rangos de temperatura normales de 1991 a 2020 y con 1,47 pulgadas de lluvia, también superó lo normal en 0,64 pulgadas.
Flagstaff no solo experimentó precipitaciones por encima del promedio, sino que registró el marzo más lluvioso desde que se empezó a documentar, superando al siguiente marzo más lluvioso en 1970 por más de media pulgada.
Se espera que las temperaturas frescas continúen en Phoenix y muy probablemente para el fin de semana y la siguiente, el termómetro empiece a subir.
También según el U.S. Spring Outlook de la NOAA, durante el resto de la primavera, lo más probable es que haya precipitaciones por debajo del promedio en el suroeste y partes del noroeste del Pacífico.
El invierno anormalmente húmedo mejorará aún más las condiciones de sequía en gran parte del oeste de los del país, a medida que la capa de nieve se derrita en los próximos meses.
Igualmente, las precipitaciones invernales, combinadas con tormentas recientes, acabaron con sequías excepcionales y extremas en California por primera vez desde 2020, y se espera que mejoren aún más las condiciones de sequía esta primavera.
“El cambio climático está impulsando extremos húmedos y secos, como lo ilustran las observaciones y los datos de la NOAA que informan esta perspectiva estacional”, dijo el administrador de la NOAA, Rick Spinrad, en un comunicado de prensa.
El 9 de marzo, los meteorólogos de la NOAA declararon que “La Niña” había terminado.
El Niño-Oscilación del Sur (ENOS) es un patrón climático, basado en los cambios en las precipitaciones y las temperaturas de la superficie del mar en el Océano Pacífico ecuatorial, lo que influye en la temperatura y las precipitaciones en todo el mundo.
“La Niña” ocurre cuando las temperaturas del océano son más frías de lo normal y las precipitaciones se reducen en el Océano Pacífico oriental y central.
“La Niña finalmente ha terminado después de estar en su lugar casi continuamente durante más de dos años”, dijo Jon Gottschalck, jefe de la rama de predicción operativa del Centro de Predicción Climática de la NOAA, una división del Servicio Meteorológico Nacional.
El deshielo primaveral traerá beneficios de suministro de agua bienvenidos a gran parte de California y la Gran Cuenca y es que los embalses de la cuenca del río Colorado, como el lago Powell y el lago Mead, se encuentran actualmente en niveles récord de agua después de años de sequía.