Sí, el extremado uso de pantalla genera malcriadez en los niños. CORTESIA: Freepik
Un meta análisis de 117 estudios publicado en Psychological Bulletin revela una conexión inquietante: cada hora extra de pantalla aumenta problemas socioemocionales en niños menores de 10 años. La investigación, dirigida por Roberta Pires Vasconcellos de la Universidad de Nueva Gales del Sur, muestra que ansiedad, depresión e hiperactividad son más frecuentes especialmente en niñas y usuarios de videojuegos.
Los riesgos emergen con: Cualquier exposición en menores de 2 años (excepto videollamadas). Más de 1 hora diaria en niños de 2-5 años y más de 2 horas en mayores de 6 años.
Vasconcellos descubre un patrón preocupante: “Los niños que experimentan dificultades emocionales recurren aún más a las pantallas para afrontarlas, agravando el problema. Esto crea un círculo vicioso”. La experta enfatiza: “El uso excesivo no es solo causa de problemas; a veces es síntoma”.
El estudio cuestiona prácticas comunes como usar pantallas para calmar berrinches en restaurantes o durante horarios laborales: “Ofrece alivio a corto plazo pero causa problemas a largo plazo. Impide que desarrollen habilidades de autorregulación”.
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Los niños aprenden a buscar consuelo en dispositivos en lugar de gestionar emociones.
Los juegos en línea presentan peligros únicos: “Funcionan como redes sociales con presión de conexión constante. Los niños descuidan sueño, tareas escolares e interacciones presenciales porque el juego continúa aunque ellos salgan”. Vasconcellos aconseja: “Requieren límites más estrictos, especialmente en mayores de 10 años”.
Observe señales: “Si su hijo recurre a pantallas cuando está molesto, evalúe su estado emocional. Quizás busque conexiones que no halla en su entorno real”.
Establezca reglas firmes: “Mantenga normas consistentes. Use controles parentales para filtrar contenido y fijar límites diarios”.
Ofrezca alternativas: “Elimine aplicaciones adictivas como plataformas de streaming. Sustitúyalas por contenido educativo”.
Aprenda a decir “No”
Vasconcellos es contundente: “Cuando los padres evitan poner límites por miedo a pataletas, perpetúan el problema”. Rechazar pantallas genera resistencia inmediata pero beneficia la salud mental a largo plazo.
Ante la excusa de “justicia” entre hermanos (“mi hermano mayor tuvo teléfono a los 12”), responde: “Ahora tenemos más datos sobre los daños. Ofrezca alternativas como fiestas de pijamas o campamentos familiares”.
Conclusión: El estudio confirma que las pantallas pueden ser tanto causa como síntoma de trastornos emocionales. Como resume Vasconcellos: “Decir ‘no’ hoy previene crisis mayores mañana. La incomodidad temporal es precio bajo por bienestar duradero”.