La serie original de Daredevil, estrenada en 2015, ya era conocida por su crudeza, pero Born Again superó esos límites y ahora regresa. Foto: Cortesía / Marvel Studios
Daredevil: Born Again en Disney+ marcó un punto de inflexión para Marvel Studios. La serie, que retomó el legado de la aclamada producción de Netflix, no solo revivió al justiciero ciego Matt Murdock, sino que elevó la intensidad narrativa y visual del Universo Cinematográfico de Marvel (UCM) hacia territorios más oscuros y violentos.
Con Charlie Cox y Vincent D’Onofrio repitiendo sus icónicos roles, la trama enfrentó a Murdock contra un Kingpin empeñado en dominar Nueva York desde la política, desencadenando un choque brutal entre ley y corrupción.
La serie original de Daredevil, estrenada en 2015, ya era conocida por su crudeza, pero Born Again superó esos límites. Escenas de lucha visceral, como el enfrentamiento entre Daredevil y Punisher contra policías corruptos en el episodio final, confirmaron que Marvel había optado por un tono más audaz. Sin embargo, el momento más impactante llegó con Kingpin: en una secuencia perturbadora, el villano aplastó el cráneo de un rival con sus propias manos, superando incluso su icónica ejecución con una puerta de coche en la temporada original. Para lograrlo, Vincent D’Onofrio utilizó un traje especial que realzaba su físico, evitando ganar peso extremo como en producciones anteriores, una decisión que combinó realismo y practicidad.
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El giro hacia contenido adulto no fue casual. Proyectos como Echo —la primera serie del UCM clasificada TV-MA— y el próximo “Deadpool & Wolverine” evidenciaron una estrategia clara: atraer a fans que exigen narrativas complejas y sin concesiones. Born Again se alineó con esta visión, reviviendo el espíritu de las series de Netflix pero integrada plenamente en el UCM.
Esta transición quedó reforzada por Marvel Spotlight, un sello creado para historias independientes y maduras, que prioriza desarrollo de personajes sobre conexiones multiversales.
Kingpin: un villano reinventado
La transformación de Wilson Fisk en un aspirante a alcalde añadió capas de intriga política a la trama. Su campaña por lavar su imagen chocó con el pasado, arrastrando a Murdock a una guerra donde la justicia legal y la vigilante se entrelazaron.
La serie no solo exploró la dualidad moral de sus protagonistas, sino que profundizó en aliados y rivales clave, como Foggy Nelson y Karen Page, cuyo regreso emocionó a los seguidores de la saga original.
La escena poscréditos del final de temporada dejó claro que el UCM no abandonará este tono. La escena de la fuga de Punisher de su encierro anticipó su regreso en proyectos futuros, posiblemente un especial centrado en su venganza contra Kingpin. Esta interconexión, reminiscente de las series de Netflix pero con mayor cohesión, sugiere que Marvel planea expandir su universo oscuro bajo el paraguas de Disney+.
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Aunque algunos cuestionaron si Disney permitiría tal nivel de violencia, Born Again demostró que el estudio está dispuesto a arriesgarse. Los elogios hacia la serie destacaron su capacidad para equilibrar acción cruda con drama humano, un enfoque que podría influir en próximas producciones como Blade o Moon Knight. Como señaló Dario Scardapane, showrunner de la serie, el objetivo fue “honrar el legado de Netflix mientras se construye algo nuevo”.
Daredevil: Born Again no solo rescató a un personaje querido, sino que redefinió los límites del UCM. Al fusionar brutalidad narrativa con profundidad emocional, Marvel envió un mensaje claro: el cine de superhéroes puede crecer junto a su audiencia. Con proyectos adultos en desarrollo y villanos como Kingpin consolidados como pilares, el futuro del universo parece tan impredecible como prometedor. La pregunta ahora es si otros personajes seguirán este camino o si Daredevil seguirá siendo la excepción que confirma la regla.