Lleno total en el Footprint Center para la presentación de la mítica banda Iron Maiden. CORTESIA: Iron Maiden / Facebook
La mítica banda hace vibrar el Footprint Center con su inconfundible heavy metal
El Footprint Center de Phoenix fue el epicentro de una de las noches más electrizantes en la historia reciente del heavy metal. Miles de fanáticos se congregaron fuera del recinto, y el ambiente era palpable. Las calles aledañas resonaban con un solo grito: “¡Maiden, Maiden!”, mientras algunos aún buscaban boletos de último minuto para presenciar la gira “The Future Past” que prometía ser un espectáculo inolvidable.
A las 9 de la noche, el himno de apertura “Doctor, Doctor” de UFO anunció el inminente inicio del show. Con los primeros acordes de “If Eternity Should Fail”, Iron Maiden arrancó su potente set, seguido de “Speed of Light”, el primer sencillo de su más reciente álbum, The Book of Souls.
Durante la primera parte del concierto, la banda interpretó varios cortes de este nuevo material, como “The Red And The Black”, “Death Or Glory”, “The Book Of Souls” y la emotiva “Tears Of A Clown”, dedicada al fallecido actor Robin Williams. Cada canción era recibida con el entusiasmo de un público entregado, que no dejó de corear ni un solo momento.
Sin embargo, fue al llegar la segunda hora del show cuando los clásicos de Iron Maiden desataron la verdadera euforia en el recinto. Canciones icónicas como “Hallowed Be Thy Name”, “Fear Of The Dark” e “Iron Maiden” hicieron que el público se entregara por completo.
La aparición de Eddie, la mítica mascota de la banda, durante “Iron Maiden”, fue uno de los momentos más emocionantes de la noche, pero aún quedaban sorpresas por delante.
El público enloqueció con los acordes de “The Number of the Beast”, y no faltaron los momentos de hermandad con “Blood Brothers”. El clímax llegó con “The Trooper” y “Wasted Years”, que cerraron el concierto de manera apoteósica.
Cuando el último acorde se desvaneció, las cervezas se terminaron y las luces se encendieron, quedó claro que Iron Maiden había reafirmado lo que muchos ya sabían: son la mejor banda en vivo de la historia del heavy metal.