Tonatierra

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Salvador Reza

Phoenix, Aztlán

srza@aol.com

602.446.9928

(Donde vive el espíritu de la verdad)

Los tambores bélicos retumban desde Ucrania hasta la Casa Blanca, desde el Kremlin hasta Inglaterra, hacen eco por el mundo entero; la crisis de la soberanía de los estados se agudiza con la escasez de los recursos naturales donde los polos de fuerza mundial compiten por capturar la fuerza emanante de la Madre Tierra.

Fórmulas que fueron validas después de la segunda guerra mundial parecen obsoletas con la crisis climática global que se avecina tras décadas de acumulación de riquezas sin preocuparnos por el bien estar del planeta en el que nos tocó vivir, el que nos engendró, el que nos dio vida, el que nos da respiración, el que nos alimenta, el que nos sacia la sed.

Las peores guerras florecen de la competencia por escasos recursos y por el control de los mercados; eso sucede desde Ghengis Khan, las Cruzadas Cristianas al medio oriente, la navegación de Cristóbal Colon en búsqueda de una ruta a las Indias, el intento de destrucción de las civilizaciones indígenas, la primera guerra mundial, la segunda guerra mundial.

El peligro de Ucrania es que en el juego de ajedrez, ni Rusia ni Estados Unidos tienen la habilidad de ponerse en jaque mate, por tal razón nuestro país está dispuesto a sacrificar la economía europea que depende del petróleo ruso para castigar a Putin.

Si Estados Unidos trata de remplazar el petróleo ruso, el precio del petróleo mundial se disparará y en lugar de 3 o 4 dólares el galón pagaríamos $10 dólares el galón.

Ucrania es solo la pieza en juego que puede ser sacrificada en el intento de jaque mate contra Rusia, sin embargo el sacrificio será global y todos pagaremos por la avaricia corporativa que es el verdadero propulsor de la crisis en Ucrania.

Y es que el ala bélica del pentágono ha tomado control y Biden necesita realzar la imagen como (tough on Russia) duro con Rusia; esto contrapone a Biden con la buena relación entre Donald Trump y Putin.

Cambia la imagen de Biden para las elecciones de medio término porque es un juego de ajedrez donde se juega con el poder nuclear no solo de Estados Unidos y Rusia sino inclusive con el de China y se continúa la guerra económica con China que desató Donald Trump al subir los aranceles.

Si añadimos a esto a la presión de las multinacionales nos damos cuenta que en realidad los Estados Unidos es una pieza más en el juego de ajedrez, al igual que Rusia y China.

La política de la soberanía de estado es una política caducada por el crecimiento de las corporaciones multinacionales que de igual manera violan la soberanía nacional de Ucrania, como la de Estados Unidos y para las multinacionales el Estado es solo una pieza más en el juego del mercado; lo usan o lo desechan de acuerdo a sus intereses.

La OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) es una alianza militar inventada en la guerra fría que ahora se utiliza para descuartizar gobiernos como el de Lybia con Muammar Gadaffi que utilizó el petróleo para el bienestar de su pueblo y no de los inversionistas del mercado internacional.

Como dice el refrán “no juegues con fuego porque te vas a quemar” y Joe Biden, no solo está jugando con fuego sino con una guerra nuclear de las que ni siquiera alcanzamos a medir las consecuencias.

Ya no es una guerra entre el “comunismo” y la “democracia” que al fin y al cabo eran ideales imaginarios que se manifestaron en guerras interminables desde Angola hasta El Salvador, ahora es una guerra por los escasos recursos naturales de la madrecita tierra.

Los ismos del capitalismo, socialismo, comunismo o ideales como libertad democracia y justicia salen sobrando, es simplemente avaricia desenfrenada hacia la extinción.

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